Número 221
- 1ª Quincena Marzo de 2002.
¿Dónde vas Argentina?
(*) Norberto Rius Navarro
Argentina, país cíclico y enfermizo, de grandes pretensiones y pocos esfuerzos, atraviesa unos momentos críticos cuyo desenlace todavía parece muy lejano.
Con 37 millones de habitantes,
una superficie de casi tres millones de kilómetros cuadrados (seis
veces España), una esperanza de vida para su población de
75 años, Argentina se rige por una Constitución sancionada
en 1853 y modificada en 1994.
En apenas quince días
ha tenido cinco presidentes. El 20 de diciembre, tras una gran protesta
ciudadana dos días antes, el presidente Fernando de la Rúa
dimitía, unas horas antes lo había hecho su Ministros de
Economía Domingo Cavallo, ante la incapacidad de llegar a un acuerdo
con la oposición peronista.
Su puesto lo ocupó
Ramón Puerta, presidente provisional del Senado, aunque solamente
por dos días.
Efectivamente, el 23 de
diciembre fue investido nuevo presidente Adolfo Rodríguez Saa, que
anunció la suspensión de pagos de la deuda externa (132.000
millones de dólares) así como otras medidas menores que han
sido calificadas como populistas:
* Crear un millón
de empleos y reimplantar un salario mínimo.
* Mantener el régimen
de paridad monetaria, sin devaluaciones ni dolarización,
emitiendo una nueva moneda, el argentino, en forma de bonos.
* Indemnizar a las víctimas
de la revuelta popular que terminó con el mandato de Fernando de
la Rúa.
Pero Rodríguez Saa
no pudo contener el estallido social ni conseguir el consenso político
necesario e imprescindible para continuar y dimitió seis días
después.
Le sustituyó, por
sólo 24 horas, Eduardo Camaño, presidente de la Cámara
de Diputados. Su misión se centró en convocar la Asamblea
Legislativa para aceptar la dimisión de Rodríguez Saa y designar
al nuevo presidente.
La Asamblea nombró
presidente (1 de enero de 2002) al senador peronista Eduardo Duhalde que
regirá los destinos del país hasta diciembre del próximo
año 2003.
Esta crisis profunda no viene
de nuevo, en un país que ha vivido por encima de sus posibilidades,
ya que durante los últimos años se han incrustado en la sociedad
una serie de factores negativos cuya eclosión se ha producido ahora.
Son muchos esos factores
pero podríamos enumerar algunos como la deuda externa (150.000 millones
de dólares), un enorme déficit fiscal que en el año
2000 ascendió a 11.000 millones de dólares y que no se ha
podido mejorar en el 2001, la fuga de capitales que en 1999 se elevó
a 90.000 millones $ y en el año siguiente en más de 140.000
millones de dólares.
Ya en abril, el prestigioso
economista del American Enterprise Institute, Mr. Calomiris, dijo que Argentina
debía reestructurar su deuda ya que de lo contrario se produciría
una suspensión de pagos a muy corto plazo y, además, el Plan
Económico presentado por Cavallo no había impresionado a
nadie en Wall Street, dado que lo consideraban muy pobre.
Domingo Cavallo, el superministro de Economía, calificó al señor Calomiris como un delirante académico que opina sobre temas que nada tienen que ver con la realidad argentina.
El tiempo ha situado a cada
cual en su sitio.
Otros aspectos que han incidido
sobremanera en la actual crisis han sido el incremento del desempleo (dos
millones y medio de personas desocupadas), la precarización de los
contratos y la economía sumergida.
Destacar que Argentina batió otro récord económico; fue el segundo país del mundo, después de Nigeria, en términos de riesgo-país. E incluso durante varios días del mes de octubre del pasado año alcanzó el primer puesto. Después de las elecciones del 14 de octubre mejoró esas posiciones.
Finalmente cabría resaltar dos de los problemas más arraigados en los ambientes políticos y empresariales argentinos, como es el de la corrupción (la mordida) y el continuo deterioro de la clase política, con gobiernos muy poco estables, falta de consensos, incapacidad manifiesta de la clase política.
Comentario aparte merece la convertibilidad de la moneda establecida a partir del 1 de enero de 1991 por la que se iniciaba un régimen cambiario por el que el Banco Central Argentino quedaba obligado a comprar y vender los dólares que se le demandaran, con una paridad de un peso/un dólar.
Uno de los primeros efectos de esta medida fue el descenso de la inflación que la situaron en uno de los países con más baja inflación del mundo.
También se añadió
una mejora en el comercio exterior, que añadida a la política
de privatizaciones realizada con el objetivo de disminuir el déficit
y obtener fondos para cancelar la deuda externa, mejoraron la coyuntura
económica.
Pero el déficit fiscal
iba produciendo una progresión sistemática de la deuda que
se ha situado en los niveles descritos.
Y tal situación está
produciendo el llamado efecto tango, es decir, la propia situación
de crisis argentina está arrastrando a otras economías tanto
de Latinoamérica como de Europa y también a España.
De todos es conocido la presencia de cinco grandes empresas españolas en Argentina, dos grandes bancos, BBVA y BSCH, además de Telefónica, Endesa y Repsol.
Pero el número de empresas españolas instaladas en Argentina son muchas más, alrededor de 300, cuyo futuro es más que incierto ya que sus recursos para acometer esta situación son más escasos.
Las cifras del comercio exterior entre Argentina y España, desde hace cinco años, han seguido una tendencia al alza en las importaciones españolas y, a la baja, en las exportaciones.
De hecho, las importaciones
españolas durante los diez primeros meses del año 2001 ascendieron
a 663.256 miles de euros y las exportaciones se situaron en 1.107.136 miles
de euros con una tasa de cobertura del 59,91%, cuando en 1997 era del 174,06%.
Además, para acabarlo
de arreglar, el desprestigiado Supremo argentino declaró anticonstitucional
el llamado corralito financiero, sentencia imposible de cumplir.
El Gobierno, que tenía previsto anunciar un nuevo planeconómico, tuvo que retrasarlo ante su indignación por la sentencia de la Corte. Finalmente se dio a conocer.
El Gobierno va a mantener las cuentas bloqueadas aunque el corralito va a ser más flexible, de hecho, los argentinos van a poder retirar sus salarios, indemnizaciones por despido y jubilaciones.
El resto de los depósitos seguirán encerrados en el corralito y, además se van a pesificar los depósitos en dólares a un cambio de 1,4 y también los préstamos bancarios al cambio de uno por uno.
Como se ve, el escenario es difícil, y cambia cada día que pasa. La respuesta a la pregunta planteada al inicio, ¿dónde vas, Argentina?, está todavía por resolver.
(*) Colegiado nº
1.287