Número 236 - 1ª Quincena Diciembre de 2002.

El economista en la sociedad de la información

El Consejo General de Economistas crea el Registro de Auditores de Sistemas de Información


 
El pasado 11 de julio, se aprobó por la Comisión Permanente del Consejo General de Colegios de Economistas de España, la creación de un nuevo órgano especializado,  el Registro de Auditores de Sistemas de Información (RASI), cuyo objetivo primordial es apoyar a los economistas en los servicios y funciones que éstos desarrollen en el ámbito de la auditoría, control y organización de Sistemas de Información. El COEV en breve realizará una presentación en su sede del citado órgano especializado.

La información, en la actualidad, representa el activo de mayor valor para muchas empresas. Es imprescindible que éstas gestionen y administren la información -y las tecnologías que les sirven de soporte- de manera óptima para hacer frente a la competencia, permanecer en el mercado o, en su caso, ser más competitivas; capaces, no sólo de sobrevivir, sino de triunfar en la sociedad global de la información. Esto es válido, también, para los organismos públicos, para que suministren los servicios que reclaman los ciudadanos, con celeridad y calidad óptima y con los costes adecuados.
Si se repasa la historia más reciente, se comprobará que hasta el siglo XIX la agricultura, por ejemplo, constituyó la fuente básica de subsistencia del ser humano. Esa misma fuente sigue siendo, hoy, la base de la alimentación para los habitantes de muchos países no desarrollados o en vías de desarrollo.
A medida que fueron apareciendo, durante ese siglo, nuevas máquinas y nuevas técnicas, se fueron mejorando y extendiendo las tierras que los agricultores podían cultivar. Se podía producir más, en menos horas de trabajo. Las máquinas posibilitaron que los trabajadores aumentaran la productividad. Los agricultores producían más alimentos de los que necesitaban para su consumo propio, ofreciéndoles la oportunidad de  vender o intercambiar los excedentes. Esto condujo a la expansión del sector no agrícola y a la evolución de la sociedad a un estado superior.
La era industrial es, obviamente, la consecuencia de la revolución industrial (desde mediados del siglo XIX hasta el último cuarto del siglo XX). Según avanzaba el siglo XIX las máquinas fueron convirtiéndose en la herramienta principal para la mayoría de los trabajadores. Con la simplificación de los procedimientos de trabajo mediante la mecanización y la automatización, aplicando los principios de la división del trabajo propuestos por Adam Smith, el número de personas que trabajaban en empresas manufactureras e industriales se incrementó, incrementándose, así mismo, su productividad. A mediados del siglo XX la mayoría de los trabajadores, en las sociedades avanzadas, habían pasado de la agricultura a la industria. Las máquinas, en la era industrial, eran las herramientas principales que el hombre utilizaba para producir bienes y servicios.
Aunque la agricultura y la industria siguen siendo sectores muy importantes, en la actual era de la información la mayoría de los trabajadores están relacionados con diversos aspectos de la información: creación, distribución -la información viaja sin restricciones de velocidad, de tiempo y de espacio-  y sus aplicaciones. Se puede considerar que los países que han accedido a la era de la información, se distinguen porque los trabajadores de la información superan a los dedicados a la agricultura y a la industria. En esta era, las herramientas principales que los trabajadores utilizan están constituidas básicamente por tecnologías de la información. Esta nueva sociedad se caracteriza:
• Por depender, cada vez más, de la información y de los sistemas que la suministran.
• Por ser cada día más vulnerable debido a los nuevos riesgos y amenazas que acechan a las tecnologías de la información.
• Porque las tecnologías de la información proporcionan el medio para reconsiderar, rediseñar; es decir, reingenieriar máquinas,… procesos empresariales convencionales, creando nuevas oportunidades, nuevas formas de organización y reduciendo costes. No hay que olvidar que hoy las tecnologías de la información  están incrustadas en muchos productos y servicios.
• Porque el éxito empresarial viene determinado por la optimización del uso de las tecnologías de la información por parte de las organizaciones.
La era de la información es la consecuencia de la Revolución de las Tecnologías de la Información. Las sociedades de la información dependen de los conocimientos disponibles y del uso que se haga de los ordenadores y demás tecnologías relacionadas con la información. Igualmente importantes son las capacidades que las personas tengan para comunicarse (transmitir información) e interconectarse mediante estas tecnologías.
Muchos directivos de empresas piensan que los problemas de sus empresas desaparecerán si tienen un ordenador en sus oficinas, algún que otro programa de gestión, manejen cualquier procesador de textos, o transmitan datos electrónicamente. En realidad, esperan un milagro. La solución de los problemas no es tan fácil.
En la era de la información, para solucionar problemas se requiere algo más que saber utilizar ordenadores. Se requiere conocer los principios de las tecnologías de la información y las oportunidades que éstas pueden proporcionar, así como sus limitaciones y sus vulnerabilidades.
Nadie sabe la solución exacta; pues se trata de un camino por el que se avanza aprendiendo a aplicar, de manera óptima, las tecnologías de la información en la gestión empresarial. Lo que sí está claro, y se puede afirmar con rotundidad, es que en esta sociedad de la información, los principios de división del trabajo, que hasta ahora han supuesto importantes incrementos en la productividad, ya no son ni serán válidos nunca más. La era de la información se caracteriza no sólo por las sorprendentes nuevas herramientas, sino por la transformación que están sufriendo las herramientas y los procesos de trabajo tradicionales, al convertirse en otros mucho más eficaces y productivos.
Considérese la transformación que sufrieron los procesos de trabajo en la agricultura durante la era industrial mediante la mecanización: los tractores que tiraban de los arados, cultivadoras, segadoras y cosechadoras, sustituyeron a los animales de carga y de tiro (caballos, bueyes, …) Muchas herramientas, en la era de la agricultura, se motorizaron y se convirtieron en máquinas autopropulsadas. El resultado de toda esta mecanización supuso un muy considerable aumento en la productividad: se podía producir mucho más durante las mismas horas de trabajo. Aún hoy, las tecnologías de la información generan nuevos conocimientos sobre la agricultura, que ayudan a comprender cuándo, cómo, dónde y qué se debe cultivar, permitiendo hacer un seguimiento de todo el proceso agrícola. Con las tecnologías de la información, la productividad de los agricultores y de la tierra se han visto incrementadas.
Con el ejemplo de la agricultura se pretende ilustrar que las tecnologías de la información  transforman el trabajo, al combinarse nuevas herramientas y nuevos procesos de trabajo con herramientas y actividades convencionales, incrementándose la productividad y la eficacia.
Las primeras aplicaciones de las tecnologías de la información en las empresas consistieron en automatizar tareas rutinarias que se hacían a mano (nóminas, contabilidad y facturación). La forma de administrar y organizar las empresas no se modificó. La velocidad de realizar las transacciones aumentó. En menos tiempo se hacía más. Las tareas se hacían con más rapidez. Pero si las actividades que realizaba una empresa estaban confusas, debido a que la empresa estuviera desorganizada o por carecer de procedimientos adecuados, la automación aceleró la velocidad de confusión.
Las tecnologías de la información, utilizadas apropiadamente, producen algo más que incrementos en la velocidad de las actividades rutinarias. Permiten que las empresas reconsideren los procedimientos convencionales de realizar sus actividades. Proporcionan oportunidades para rediseñar y reorganizar ‘reingeniería’ una empresa, un sector o todo un país. La reingeniería de empresas consiste en revisar los fundamentos y modificar de raíz los procesos empresariales, teniendo en cuenta las tecnologías de la información en general y el ordenador e Internet en particular, para alcanzar resultados espectaculares; resultados no cuantitativos, sino cualitativos.
Se puede afirmar que las tecnologías de la información son a la era de la información lo que las máquinas fueron a la era industrial.
En la era de la agricultura era difícil tener buenas cosechas si no se entendían bien las capacidades y las limitaciones de los animales de tiro, de la tierra, y de los aperos de labranza que se utilizaban. Así mismo, en la era industrial, había que saber cómo utilizar y mantener las máquinas convenientemente. En la era de la información, las empresas que consiguen más éxitos son aquellas que saben sacarle el mayor partido a las tecnologías de la información. Eso supone algo más que saber picar datos en el teclado de un ordenador o imprimir balances en una impresora láser. Para tener éxito se requiere conocer aquello que las tecnologías de la información pueden hacer para mejorar el rendimiento individual y empresarial, y cómo se pueden mejorar los productos y los servicios empresariales para añadir valor a los clientes.
En la era de la información, las tecnologías de la información también forman parte de los productos y servicios; están incrustadas, están integradas con los  productos y servicios como si se tratara de otro componente, de otra pieza.
También las nuevas tecnologías traen nuevos riesgos a las empresas. Accidentes, ataques intencionados, pueden eliminar una empresa en cuestión de instantes. Eliminar hoy una empresa es sinónimo de eliminar el sistema por el cual circula su información: su sistema de información. Unas inundaciones, un virus informático, o cualquier accidente de poca importancia puede acabar con el sistema de información, lo que puede provocar perjuicios muy cuantiosos. Se hace necesario conocer, no sólo las potencialidades de las nuevas tecnologías, sino sus limitaciones, sus riesgos y las soluciones para que las empresas se mantengan en funcionamiento en las mejores condiciones competitivas posibles.
El RASI (Registro de Economistas Auditores de Sistemas de Información) pretende -y prestará ayuda a los economistas- que el economista se sensibilice y conozca las posibilidades que ofrece la informática y los sistemas de información en la administración, gestión, organización y control de las empresas. Para ello, el economista, necesita adaptar y actualizar sus conocimientos sobre ciertos modelos, metodología y técnicas mediante las cuales se pueden analizar (diseñar y construir, es más propio de informáticos) los sistemas de información de las empresas y así poder hacer recomendaciones que sirvan para mejorar el rendimiento de éstas, en unos casos; en otros, recomendarles sus obligaciones para que cumplan con la legislación vigente; por ejemplo: la protección de datos. Para conseguir todos estos objetivos el RASI está estudiando, entre otras actividades, la conveniencia de preparar cursos de reciclaje y emitir un diploma acreditativo.
Al hilo de la legislación vigente, es necesario recordar que ya es bastante amplia la legislación existente en nuestro país y que le afecta al economista como profesional en el asesoramiento, auditoría y consultoría de empresas. A continuación se señalan algunas normas:
• Ley de protección de datos. Ley Orgánica 15/1999.
• Ley de la sociedad de la información (comercio electrónico). Ley 34/2002.
• Firma electrónica. R.D. Ley  14/1999.
Los organismos internacionales de máximo prestigio como IFAC, AICPA, ISACA, CICA, etcétera, se han encargado de destacar y establecer los conocimientos que deben formar parte del Economista para poder atender cumplidamente sus obligaciones en este campo.
La informática es un instrumento imprescindible para toda las empresas y actividades, y muy particularmente para el economista; pues, al adquirir éste los conocimientos adecuados sobre la nuevas tecnologías, junto con sus conocimientos sobre el mundo de la empresa, van a dotarlo de la destreza necesaria y adecuada  para el desempeño profesional de sus diversas funciones: asesor, auditor, consultor, gerente, administrador, ... convirtiéndolo, si no lo está ya, en el Economista de la sociedad de la información.
Por la importancia  del tema para los economistas, el Colegio de Economistas de Valencia tiene previsto realizar una presentación en su sede, a la que asistirá un miembro del Comité Directivo del RASI, en la cual se expondrá y explicará la situación y oportunidades que brinda RASI a la vez que  responderá a las preguntas que lo colegiados deseen formular.
 

Eloy Peña Ramos
Miembro del Comité
directivo del Registro
de Auditores de
Sistemas de Información