LOS CAMBIOS DE LAS FUENTES DE FINANCIACION
DE LAS EMRPESAS
(*) Nicolás Jannone
Han pasado menos de
seis meses desde el inicio de la Unión Económica y Monetaria,
y la verdad es que en este periodo corto de tiempo han cambiado drásticamente
las coordenadas en los mercados de capitales. Además de tener que
pensar simultáneamente entre pesetas y euros de manera continuada,
no exento de confusiones, o del cambio del Mibor por el Euribor, se han
producido otras modificaciones que conviene comentar.
Si para el lanzamiento
de bonos por parte de empresas o Administraciones Públicas se utilizaba
como referencia el Bono del Tesoro Público Español, ahora
se utiliza el Bund (Bono del Tesoro Alemán) o OAT (Bono del Tesoro
Francés) o la curva del mercado de swap del euro; si las entidades
utilizaban para cubrir el riesgo de tipo de interés los futuros
del mercado español MEFF Renta Fija, ahora lo hacen mayoritariamente
en el mercado DBT alemán; si los emisores de renta fija españoles
eran comparados entre sí por inversores y bancos a efecto de determinar
la inversión más eficiente para sus respectivas carteras,
ahora los inversores valoran a los emisores a nivel global segmentándolos
por sectores, es decir, que comparan una compañía eléctrica
española con el conjunto de las europeas o una Comunidad Autónoma
con un Lander alemán, región italiana o francesa; y así
sucesivamente. En definitiva, asistimos de una manera acelerada a un proceso
ya iniciado con anterioridad de globalización de los mercados que
queda más evidenciado una vez el Euro ya es una realidad y que no
solamente afecta a los mercados financieros.
Esta globalización
de los mercados que de por sí está trayendo consigo un fuerte
incremento de la competencia que está obligando entre otras cosas
a una mejor gestión de la empresa, entre la que destacaría
la financiera, para evitar ser eliminado por parte de los competidores.
Donde hay dudas es si este proceso de integración llevará
consigo o no a una cierta especialización por actividades económicas
a nivel espacial en el territorio de la UEM.
Las devaluaciones
de la moneda nacional de antaño que permitían a las empresas
españolas poder ampliar las cuotas de mercado sin realizar mejoras
en la gestión, ya no son posibles a partir de ahora, y la competencia
entre empresas europeas será mucho más transparente.
La competencia abocará
a las empresas a un aumento del tamaño con el fin de generar economías
de escala y de alcance, y en definitiva, de ser más eficientes.
De ahí todo el proceso de fusiones bancarias que se están
produciendo en Europa como la del banco Central Hispano y Santander, la
de Societé Generale y Paribas con o sin BNP, fusiones en Italia
y Alemania; fusiones entre compañías de seguro; fusiones
entre empresas de telecomunicaciones, del sector químico-farmaceútico;
etcétera. No obstante, es cierto que no siempre el tamaño
es la panacea, y que al menos en muchos casos y sobre todo al principio,
se produce por experiencia en los casos analizados, un aumento de los costes
mayor a los ingresos debido a los problemas de integración de sistemas
informáticos, de estrategias, de complejidad en la distribución
debido tanto a la amplitud de la gama de producto como a las regulaciones
nacionales, etcétera.
También la
competencia obligará a las empresas, al margen de su tamaño,
a mejorar ampliamente su gestión, tal y como ya se indicó
con anterioridad, En consecuencia, se acentuará el divorcio ya iniciado
entre la propiedad de la empresa y la gestión, dando como resultado
una gestión más profesional y eficiente, y facilitando el
problema del cambio generacional.
La cuestión
que podríamos plantearnos es si los mercados financieros en el área
del euro facilitarán o no este proceso inevitable, o a partir de
qué instrumentos se van a utilizar para llegar a estos objetivos.
Tanto para el aumento
del tamaño de las empresas como para afrontar el cambio generacional,
los mercados financieros sí que pueden contribuir a dar la solución
adecuada debido a que la amplitud del mismo, la mayor estabilidad y los
bajos tipo de interés junto a una mayor profesionalización
tanto de intermediarios como de inversores, están contribuyendo
a dar al mercado una profundidad tendente a la que tienen el mercado doméstico
americano que por tamaño de su economía deberían ser
bastantes similares en un futuro próximo.
El mercado bursátil,
el mercado de bonos de alto rendimiento y los departamentos de fusiones
y adquisiciones de bancos y otras firmas relacionadas con el mercado, son
los que permitirán este proceso, En el mercado bursátil,
la OPA es el vehículo más conocido para favorecer el proceso
de concentración de sociedades que cotizan en Bolsa, Son conocidas,
recientemente la OPA de Olivetti sobre Italia Telecom, de BNP sobre Societé
Generale y Paribas, o de Radiotrónica sobre Amper. También
la salida de empresas a Bolsa, bien al mercado bursátil o al específico
para pequeñas y medianas empresas que tanto éxito está
teniendo en algunos países europeos, es una solución ideal
para solucionar problemas de cambio generacional, al permitir la entrada
de nuevos accionistas en la sociedad que a su vez puedan impulsar cambios
tendentes a una mayor eficiencia..
En cuanto al mercado
de bonos de alto rendimiento, son fundamentalmente utilizados por entidades
que quieren adquirir a otras sociedades cotizadas o no en Bolsa, con el
fin de ampliar el tamaño del negocio, o simplemente como vía
por parte de los ejecutivos de una determinada empresa para adquirir la
totalidad o una parte del capital social de la misma. El desarrollo de
este mercado es espectacular en Europa, y tenderá a alcanzar las
cifras que se registran en EEUU, porque asistimos tanto por la oferta como
por la demanda a un interés por esta clase de financiación.
Por el lado de la oferta, por lo comentado con anterioridad, de la necesidad
de financiar las adquisiciones de sociedades, y por la demanda, en cuanto
a la necesidad de los inversores en una coyuntura de tipo de interés
nominales a largo plazo muy bajos, de buscar activos de alta rentabilidad
para ofrecer a los clientes un rendimiento medio de sus carteras más
elevado. En los últimos años, los bonos de alto rendimiento,
entre los que se incluyen los que acabamos de nombrar, han representado
un 16% del mercado americano, mientras que en el euromercado solamente
se alcanzaba el 8% del total de las emisiones realizadas.
Desde el punto de
vista de la financiación tradicional de las empresas para financiar
su estructura operativa, y en particular, para financiar proyectos de inversión,
también se van a dar cambios significativos en los próximos
años. El simple análisis comparativo con los EEUU, teniendo
consideración a las peculiaridades europeas, y las tendencias hacia
el desarrollo de los inversores institucionales no bancarios, permiten
afirmar que existe una tendencia creciente de un mayor uso por parte de
las empresas del mercado de capitales versus el mercado tradicional del
préstamo bancario.
La expansión
de la demanda institucional en nuestro país durante estos años,
y en especial, los fondos de inversión y de pensiones ha sido espectacular,
ofreciendo a los partícipes una gran variedad de productos y ajustándose
continuamente a los requerimientos de los inversores. Los fondos de pensiones
que por su regulación más restrictiva han tenido un impacto
menor que el resto de fondos, han superado este año los 4.1 billones
de pesetas y se espera que en los próximos 4 años se multiplique
por tres.
En otros países
europeos la tendencia es similar, si bien el desarrollo de estas figuras
han estado condicionadas por cuestiones regulatorias y por las peculariedades
de los inversores del país. Así, mientras en Francia el fuerte
desarrollo lo han tenido fundamentalmente las entidades de seguros, en
Holanda han sido los Fondos de Pensiones y en Italia los fondos de inversión.
Este volumen creciente
y cada vez más importante de ahorro canalizado hacia inversores
institucionales, ha drenado con creces la expansión de los depósitos
bancarios, que ante la fuerte demanda de crédito las entidades financieras
se han visto obligadas tanto a la emisión de renta fija propia como
a las titulizaciones de activos, es decir, emisiones de bonos cuyos rendimientos
son percibidos de forma directa de una clase determinada de activos, permitiendo
a las entidades convertir préstamos en efectivo para poder utilizarlo
en la concesión de nuevos préstamos, y percibir al mismo
tiempo una retribución por administración de la cartera de
los activos cedidos además de un diferencial.
Esta situación
de cierta insuficiencia de recursos por parte de la banca, y la utilización
cada vez mayor, por efecto de la competencia , del ROE, es decir, la tasa
de rendimiento sobre el capital invertido, podría tener dos efectos
claros. En primer lugar, un efecto expulsión de unos activos sobre
otros. Tendiendo, en este sentido, la banca a preferir volcarse en
créditos al consumo e hipotecarios, que les permite posiblemente
obtener una mayor rentabilidad sobre activo, una mayor seguridad, y una
mayor facilidad para que estos activos sean titulizados, y así
poder dar rotaciones mayores a los recursos invertidos. Esto último
debido a su gran estandarización y reducidísimo riesgo por
diversificación, Y en segundo lugar, un mayor encarecimiento de
crédito bancario, con el fin de elevar el ROE, y de esa manera el
valor futuro de las acciones bancarias.
Por todo ello, la
presión hará que las empresas tengan que utilizar forzosamente
el mercado de capitales para financiarse, sobretodo las de entidades de
mayor tamaño, bien a través de la renta variable, o de la
renta fija, sean emisiones públicas o colocaciones privadas.
En el caso particular
de las PYMES, quizás además de poder seguir financiándose
parcialmente a través del sistema bancario con préstamos
que a su vez puedan ser titulizados, tendrán el Nuevo Mercado (Mercado
de renta variable para PYMES) o bien el Capital-riesgo para elevar sus
recursos propios. Y en el caso, de utilizar la vía de la financiación
ajena, la realización de pequeñas colocaciones privadas con
formato de bono diseñado específicamente para uno o varios
inversores en particular.
En resumen, la financiación
de las empresas vendrá cada vez del mercado de capitales en todas
sus vertientes, debido a este proceso de desarrollo general de los inversores
institucionales y del apoyo de los gobiernos a facilitar dicho proceso
a través, por ejemplo, de cambios regulatorios que restrinjan menos
la compra de activos financieros provenientes de las empresas por parte
de la demanda institucional y de ciertos apoyos en cuanto a garantías
de cara a hacer viables las titulizaciones de créditos de PYMES.
(*) Colegiado nº 1.378
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