El economista
valenciano es nombrado presidente del Registro de Economistas Asesores
Fiscales
Leopoldo Pons Albentosa,
economista asesor fiscal miembro del Colegio de Economistas de Valencia,
ha sido nombrado recientemente presidente del Registro de Economistas Asesores
Fiscales (REAF) en sustitución de Estanislao Rodríguez-Ponga,
al haber sido designado éste, director general de Tributos del Ministerio
de Hacienda. El REAF es un órgano especializado del Consejo General
de Economistas, creado en 1989, que aglutina a cerca de 4.000 economistas
de toda España.
Inspector de Finanzas
del Estado en excedencia, Pons es un destacado economista valenciano que
ha ocupado a lo largo de su carrera profesional cargos de responsabilidad
en la Junta de Gobierno del Colegio de Economistas de Valencia, habiendo
sido co-director de las 16 ediciones habidas del Master en Tributación
de la citada institución.
ECONOMISTES. - ¿Cómo
se produce su nombramiento como presidente del Registro de Economistas
Asesores Fiscales?
LEOPOLDO PONS. – El
Registro de Economistas Asesores Fiscales es un organismo del Consejo General
de Colegios de Economistas. Tiene unos estatutos, donde la elección
de los cargos del Consejo Directivo se someten a un mecanismo democrático.
Sin embargo, Estanislao Rodríguez-Ponga, anterior presidente del
REAF, fue nombrado director general de Tributos, por lo que presentó
su dimisión y el Consejo Directivo del REAF a su propuesta, me nombró
presidente para el período interino hasta que se convoquen elecciones.
Espero que la confianza que han depositado en mí, la pueda corresponder
desempeñando el cargo de la mejor de las maneras.
EC. - ¿Cuál
entiende que debe ser el papel del REAF y su objetivo fundamental?
L.P. – El REAF es un organismo
técnico. Presta servicios a un colectivo de economistas que
desarrolla una actividad específica como es la asesoría y
consultoría fiscal. En ese marco, las razones técnicas de
información, orientación y de incidencia hacia el propio
colectivo, dota de mucho contenido las funciones del propio organismo.
La presidencia lo que hace es coordinar los esfuerzos del consejo directivo
y de la secretaría del REAF, de los colectivos externos que
colaboran con nosotros.
Después están
todas las funciones de relación, institución, comunicación,
tanto con los propios organismos del propio Consejo General de Colegios
de Economistas como con los órganos multiterritoriales de los Colegios
de Economistas, de las Comisiones Fiscales. En un tercer plano están
las relaciones institucionales con la Universidad, Ministerio de Hacienda,
Confederación Fiscal Europea...
EC. – En concreto, ¿cómo
cree que debe ser esa relación con la Hacienda Pública?
L.P. – La Hacienda Pública
y el Ministerio de Hacienda actual desarrollan dos tipos de actuaciones
sobre las que el REAF tiene mucho que decir. Una de ellas es la parte técnico-consultiva
e interpretativa, en la que creemos que es importante incidir para que
el Ministerio de Hacienda tenga una visión más rica de la
que se derivaría de estar exclusivamente en el lado de la mesa de
la exacción de los impuestos. Otra de las áreas importantes
es la de sensibilizar a los órganos directivos para que evacuen
las reformas, las adecuaciones del sistema tributario español que,
en nuestra opinión, no están funcionando bien o pueden funcionar
mejor.
EC. - ¿Qué
servicios destinados a los miembros se pondrán en marcha en un futuro
próximo?
L.P. – Los productos editoriales,
de información y de orientación, que el Registro ha ido construyendo
desde la década de los 80 se han conformado en función de
la madurez de la organización, la experiencia y las demandas. En
ese sentido, surgió una revista que se ha consolidado como un servicio
de información de carácter cada vez más recurrente.
Es una revista técnica de información y orientación,
trasladando doctrina administrativa y artículos de opinión.
Hay otro producto informático, que intenta trasladar al colectivo
material de trabajo normativo, constructivo, con la gran ventaja de su
maleabilidad, a través del cual los miembros del REAF capturarán
información a través de su ordenador y la adecuarán,
en función de sus necesidades, tanto para formación interna
como externa. El primer número o paquete informático
saldrá a lo largo de este mes de junio.
EC. - ¿Cuál
es el elemento diferenciador del economista asesor fiscal frente a otros
asesores fiscales?
L.P. – Las grandes dificultades
de la asesoría fiscal son, en primer lugar, la enorme movilidad
y de frontera de la codificación técnica. No hay una sóla
norma en materia tributaria que no sufra varias codificaciones en el calendario
fiscal.
El segundo parámetro
de los tributos es su enorme pluridisciplinariedad lo cual requiere un
conocimiento de la actuación económica de los mismos, ya
que son una manifestación económica de la sociedad civil
del estado de derecho.
Por lo tanto, los economistas,
por su formación base, disponen del cuerpo académico
idóneo para aplicar y entender, desde una perspectiva consultiva,
el sistema tributario español.
EC. - ¿Hacia que servicios
debe encaminar el economista su proyección profesional en el futuro?
L.P. – Todo el sistema tributario
español está modificándose, de forma que el ejercicio
del asesoramiento fiscal va a quedar mucho más delimitado y cualificado.
Todas aquellas labores de mera intendencia, gestión, cumplimentación
de papeles, tuvo gran interés en los años 80 y ahora queda
fuera del ejercicio profesional. Hay un gran colectivo de contribuyentes
que dejarán de ser llamados al cumplimiento de sus obligaciones
tributarias y las cumplirán de forma automática. Pero hay
otro colectivo de contribuyentes que quedarán definidos en las geografías
del análisis, del estudio de lo que es la aplicación de los
tributos, tanto de una manera exante -reflexión respecto a las economías
de acción- como inmediata, en los procesos de cumplimentación
y obligación.
EC. - ¿Cuál
es mercado natural de los economistas en el ámbito tributario?
L.P. – Es el mercado de las
empresas y de las personas físicas que desarrollan actividades económicas
o que tengan perfiles tributarios donde se dan bases imponibles,
que por razón de cuantía o dificultad, requieren un análisis.
EC.- ¿Cómo
se estructura actualmente esta actividad profesional en España frente
a otros países?
L.P. – Este es un tema muy
debatido, respecto a lo que sería la regulación del ejercicio
profesional de la asesoría fiscal. No existe en el ámbito
europeo ni en ninguno de los países desarrollados una regulación
autónoma de lo que denominamos asesor o consultor fiscal. Existen
determinadas formaciones académicas que, al igual que están
capacitadas para especializarse en determinadas áreas, se especializan
en esto.
EC. – La regulación
de la actividad que se estudia actualmente en Europa, ¿será
aprobada en un futuro próximo?
L.P. – La Dirección
General de las Comunidades se manifestó en contra de una regulación
que, por un lado, empañase la libertad de los mercados en el ejercicio
profesional y, que por otro, complicase lo que son las homologaciones de
los procedimientos profesionales del mundo de la economía y el derecho.
De momento, no se va a realizar
la reforma. No existe unanimidad de opinión, pues hay países
miembros que piensan que la regulación no es una actuación
conveniente y hay otros países que piensan lo contrario.
EC. – Además de un
conocimiento profundo del sistema impositivo español, ¿qué
formación específica necesita un economista que quiera introducirse
en este campo profesional?
L.P. – Un economista necesita
un conocimiento del lenguaje de las empresas, de lo que es la información
económico-financiera y los conocimientos los derivados de lo que
sería la formación de las antiguas especialidades dentro
de la actuación de empresa. Hoy por hoy, un conocimiento profesional
de las claves que integran la función de producción empresarial
es absolutamente necesario para el asesor fiscal. Es imposible abordar
la problemática de sucesión de empresas, funcionamiento de
pequeños holding... si no tienes una formación sólida
en management, evolución de los mercados, adaptación de empresas,
etcétera.
EC. – Tras 16 años
de trabajo, ¿a qué atribuye el éxito del Master en
Tributación de la Escuela de Economía del COEV?
L.P. – Yo creo que el master
se construyó a partir de dos elementos determinantes. En primer
lugar se huyó de cursos aproximativos a la materia e iniciamos una
estructura de gran profundidad, con una omnicomprensión del sistema
tributario español. El master tiene una construcción, unos
contenidos, que lo han hecho válido durante mucho tiempo. En segundo
lugar, el master ha contado con un colectivo de docentes y expertos en
el ejercicio profesional difícilmente igualable. Estos elementos
han alejado al master de fórmulas más propias de la universidad.
Creo que otro elemento de base es que aquellos masters más sólidos
del mercado están pensados para periodos lectivos de dos años
de duración. Nosotros hemos exigido mucho más al colectivo,
que tiene que recoger una cantidad ingente de información en un
sólo año.
EC. - ¿Qué
cambios se van a producir en la prestación de servicios y que influirán
directamente en la actividad profesional del economista asesor fiscal?
L.P. – Creo que un futuro
no muy lejano, la Hacienda Pública española cambiará
radicalmente sus reglas de relación con los contribuyentes significativos,
aquellos de actividad económica sobre los que se hará la
consultoría. Hasta ahora, esto funciona en un perspectiva más
de ruleta rusa, de planes de gestión, liquidación... y este
colectivo es llamado de una manera asistemática. Eso produce unas
reglas de consultoría, asesoría y representación,
que hasta ahora han funcionado desde una perspectiva muy disfuncional.
Esto va a cambiar y en un futuro se dará una relación mucho
más cotidiana. Los colectivos de profesionales centraremos mucho
más las carteras en un número reducido de clientes, más
selectivo, con un producto más profundo... y eso abrirá mucho
más el mercado a los economistas, aunque será un mercado
más depurado.
EC. – Se acaba de modificar
el IRPF y se habla de una nueva reforma ¿En qué cree que
va a consistir?
L.P. - Muchos aspectos de
ese impuesto pueden ser reformados para conseguir tres cosas: una, la mejora
en la identificación y simplificación del impuesto; en segundo
lugar, la homogeneización respecto al tratamiento de las personas
físicas en nuestra frontera tributaria frente a nuestros vecinos;
y en tercer lugar, el objetivo común de continuar aligerando la
carga tributaria en aquellos tramos de colectivo donde el capital humano
y el esfuerzo personal es determinante. Aquí es donde menos se ha
notado la reforma.
EC.- ¿Es inevitable
esta constante reforma en materia tributaria que se produce en nuestro
país?
L.P.- Si, y no sólo
en España. Los hechos económicos, las formas de la actividad
económica, la tecnología son aspectos que varían todos
los días y esto produce una redefinición constante de elementos
que gravan esa actividad económica. Por tanto, vamos a seguir viviendo
con un sistema tributario extremadamente móvil, variable y también
modificativo.