Número 256 - 2ª Quincena Noviembre de 2003.

Comienza el ciclo de conferencias con motivo de la inauguración de la nueva sede con una ponencia sobre el acuerdo de Basilea II
Juan Bautista Serrano, inspector de entidades de crédito del Banco de España, disertó acerca
de las consecuencias de la aplicación de Basilea II para las empresas y las entidades de crédito

Para presentar la nueva sede tanto a los colegiados como a la sociedad valenciana en general, el Colegio de Economistas de Valencia ha organizado un ciclo de conferencias que quedó inaugurado el pasado 6 de noviembre con la conferencia de Juan Bautista Serrano, inspector de entidades de crédito del Banco de España, sobre las Consecuencias de la aplicación de Basilea II para las empresas y las entidades de crédito, que contó con la colaboración de Ruralcaja.
 
 

De izquierda a derecha Juan Bautista Serrano, el decano del Colegio, Fernando María Zárraga, y el director de Riesgos de Bancaja, Antonio Paños, durante la conferencia que pronunció el primero sobre las consecuencias de la aplicación de Basilea II.

El decano del Colegio, Fernando Mª Zárraga, fue el encargado de presentar el ciclo de las seis conferencias organizadas con motivo de la inauguración de la nueva sede. Un ciclo con el que se han querido cubrir dos objetivos, según explicó el propio decano: “El primero de ellos es el de configurar un programa que abarca distintas especialidades de interés para nuestra profesión, abordadas por auténticos especialistas en cada una de las materias. Y en segundo lugar, propiciar que el mayor número posible de colegiados se acerquen a la nueva sede colegial, conozcan las posibilidades que ofrece y comiencen a utilizar sus instalaciones”.

El ciclo de conferencias programadas pretende recorrer las principales áreas en las que los economistas ejercen su profesión; así, se tratarán temas sobre auditoría, contabilidad, finanzas, economía internacional, nuevas tecnologías o economía valenciana.

En esta primera conferencia, Antonio Paños, director de Riesgos de Bancaja y miembro de la Junta de Gobierno del COEV, hizo de moderador de la sesión y presentó el tema. “El Coev decidió acometer una nueva conferencia sobre Basilea II ya que se han planteado nuevas incógnitas como la indefinición de plazos sobre su aplicación, dudas sobre los capitales mínimos que quiere exigir la banca americana, la oposición del banco central italiano, la propia decisión del presidente del banco central europeo saliente, la lentitud en los procesos de cierre normativo de la propia comisión de supervisión e incluso declaraciones del propio gobernador del Banco de España en la dirección de que el tiempo no es una variable crítica en cuanto a la aplicabilidad del acuerdo”.

Para dar una idea de la relevancia del tema objeto de la conferencia, Antonio Paños puso un ejemplo muy ilustrativo: “Como curiosidad diré que Basilea II tiene ocho millones y medio de referencias en Google. Esto da a entender que se ha escrito más de lo que se piensa acerca del tema aunque también queda bastante por escribir. Y es que entendemos que Basilea II sigue siendo un relativo desconocido para el mundo de las pyme, especialmente en nuestro país”.

Según Paños, no cabe duda que para lo acontecido en la historia reciente en el sistema financiero español habrá un antes y un después de Basilea II, “que va a suponer, en mi opinión, la revolución más importante de los últimos 50 años. Eventos como la guerra de las supercuentas, la de las hipotecas, las fusiones o los procesos de concentración bancarias, quedarán en meras anécdotas en comparación con la implantación de Basilea II”.

Paños explicó que Basilea II supone un salto cualitativo muy importante que tendrá un impacto directo sobre los clientes “primando, o mejor dicho, diferenciando aquellos que presenten una mejor calificación crediticia a la vez que le ofrecerá una mayor transparencia en todos los sentidos”.

El moderador sacó a colación unas declaraciones del propio gobernador del Banco de España donde aseguraba que Basilea II podría introducir incentivos a las entidades para mejorar su gestión de los riesgos “y eso, señalaba, mitigará que se preste de más en los mejores tiempos y de menos en los peores”.

Por otra parte, el gobernador se preguntaba qué bancos tenderán a seguir esta práctica y decía que “los que no tienen suficiente capital tienden a recortar sus préstamos más bruscamente al igual que los que no han calculado adecuadamente sus riesgos”.

Antonio Paños aseguró que “algunos comentaristas vienen expresando a lo largo de los últimos años que es previsible una alteración del mapa de competencia entre las entidades, un cambio radical en la gestión del riesgo con mayúsculas cuyas primeras repercusiones se pueden ir viendo ya en la evaluación, por ejemplo, del riesgo operacional”.

“De igual manera –señaló- cobra especial importancia la previsión de la rentabilidad ajustada al riesgo tanto para la competitividad de las empresas como para las propias entidades ya que, los recursos propios son tan propios como escasos y su utilización debe estar guiada por criterios de eficiencia”.

Por otra parte, explicó que, “afortunadamente la salud del sistema financiero español ha permitido al Banco de España mantener posturas más firmes y exigentes dentro del Comité de Supervisión. En todo caso, desde las entidades financieras que operamos en España observamos con cierta preocupación lo que podríamos llamar rigideces que se concretarían tanto en la elección por parte del mercado de las llamadas primas de riesgo como por la ausencia de fluidez en las calificaciones por agencias de grandes y medianas empresas. Realmente, sólo aquellas que cotizan en Bolsa o emiten deuda están sometidas a procesos de calificación”.

Expuso también que en bastantes ocasiones, los que se dedican al riesgo de crédito se encuentran con la incomprensión de sus propios compañeros de las redes comerciales a la hora de entender las calificaciones internas que se aplican a los clientes, “toda vez que siguen primando criterios comerciales, probablemente fundados en que tanto en el presente como en el futuro más inmediato, el tamaño es y seguirá siendo una variable crítica, el célebre binomio crecimiento-rentablidad”.

En definitiva, concluyó Paños, “Basilea II va a suponer cambios significativos en el tema de gestión de las entidades financieras y también cambios en los sistemas de gestión financiera de las empresas y mayor sensibilidad a las estructuras del banco. Desde el punto de vista de las empresas, el apalancamiento financiero de los últimos años con los niveles reducidos de los tipos de interés que hemos mantenido, ha sido realmente retributivo”.

A continuación, Juan Bautista Serrano, inspector de entidades de crédito del Banco de España y coordinador de la implantación de Basilea II en la Dirección General de Supervisión del Banco de España, tomó la palabra para exponer su conferencia Consecuencias de la aplicación de Basilea II para las empresas y las entidades de crédito.

El actualmente miembro español del comité de Basilea encargado de promover una aplicación consistente del acuerdo a nivel internacional empezó agradeciendo, en nombre del Banco de España, la invitación hecha por el Colegio y explicó en primer lugar cómo se gestó el acuerdo, cuáles son sus objetivos, qué retos plantea y sus consecuencias: “El acuerdo de 1988 fue un paso muy importante para la estabilidad y solvencia del sistema financiero. Sin duda, su éxito viene reflejado porque tuvo una implantación universal en más de cien países y ha fortalecido la solvencia del sistema financiero en su conjunto y además, ha proporcionado una referencia de solvencia imprescindible para las entidades financieras. Sin embargo, tenía importantes carencias como, por ejemplo, que solamente consideraba el riesgo de mercado, y, sobre todo, su escasa sensibilidad al riesgo. Ésta fue una de las principales causas de la reforma”.

Para Juan Serrano, lo que pretende Basilea II es conseguir unos requerimientos de capital para los bancos mucho más sensibles al riesgo y de alguna manera alinear el capital económico y el capital regulatorio: “La relevancia principal de esta mayor sensibilidad estriba en que esto va a implicar necesariamente una mejora en la gestión de los riesgos bancarios. El ahorro en un bien escaso como es el capital, es el mejor incentivo para una gestión eficiente de los riesgos y así lo ha entendido el comité. Por ello, el comité, a través del nuevo acuerdo de Basilea potencia las más modernas técnicas de medición y gestión de los riesgos, además de incorporar riesgos no contemplados hasta ahora. Bien es sabido que las pérdidas por riesgo operacional han llevado a algunos bancos a situaciones muy complicadas y el comité, con todas las dificultades que ello tiene, ha querido establecer también requerimientos de capital para este riesgo”.

Por otra parte, explicó que el comité ha entendido que los requerimientos de capital no pueden ser uniformes para todos los bancos: “Hay una diversidad enorme en tamaño y complejidad en la banca mundial y el comité ha ofrecido lo que podría llamarse un acuerdo a la carta: se requieren reglas sencillas para bancos simples y reglas complejas para bancos sofisticados”.

Sin embargo, no ocultó que esto ha dotado al acuerdo de una enorme complejidad que, incluso, contiene imperfecciones: “El proceso de creación de Basilea II está siendo largo y complejo. Nace con el primer documento consultivo en 1999 que plantea una aproximación conceptual muy interesante. El segundo documento consultivo transformó los conceptos del primer documento en un nuevo marco regulatorio y fue sometido también a consulta. Finalmente, el tercer documento consultivo, de abril de 2003, recoge prácticamente la estructura final del acuerdo. Este documento conocido en el argot como CP3 ha recibido numerosos comentarios por multitud de bancos y reguladores de todo el mundo”.

El reconocido experto explicó que, en general, se ha mostrado un apoyo a su estructura aunque también ha recibido críticas puntuales muy duras, por ejemplo, por su complejidad en la cuestión de la titulación de activos o también por el tratamiento que hace de las garantías personales en el que existen errores conceptuales.

Por otra parte, Serrano expuso que con Basilea II hay ganadores y vencidos y son sin duda los bancos especializados en banca minorista los que salen beneficiados con el acuerdo.

El ponente pasó a describir brevemente la estructura del acuerdo que está basada en tres pilares: “El primero de ellos pretende calcular de la mejor manera posible los requerimientos de recursos propios para los riesgos básicos de las instituciones financieras: riesgo de crédito y riesgo de mercado que ya se venía contemplando y añadir el operacional. El pilar dos regula la revisión supervisora y el grueso de las relaciones entre supervisor y supervisado sobre cuatro principios básicos. Finalmente, el pilar tres busca que la presión del mercado se convierta mediante la transparencia informativa en un elemento incentivador que complete la medición llevada a cabo en el pilar uno y el resultado del proceso supervisado derivado del pilar dos”.

Por último, para abordar los efectos de Basilea II en la gestión de los riesgos bancarios, el experto se centró en su pilar dos. Cree que es el gran desconocido y que va a dar importantes quebraderos de cabeza a bancos y supervisores en los próximos tiempos.

Explicó brevemente en qué consiste este pilar dos: “consta de dos partes: unos principios generales relativos a la gestión y revisión de los riesgos bancarios y, en segundo lugar, una amalgama de reglas específicas de tratamientos de riesgos no contemplados en el pilar uno”.

Los principios generales, según explicó el experto, afectan tanto a los bancos como a los supervisores y regulan la relación entre supervisor y supervisado basándola en cuatro principios básicos. “El fundamento que subyace bajo el principio primero es que el capital no es un sustitutivo de una adecuada gestión y control de los riesgos. Una entidad eficiente será aquella que reduzca a un nivel razonable su exposición a los diferentes riesgos, lo cual implicará una menor necesidad de recursos propios y una mejora de su rentabilidad. Dicho de otra manera, el objetivo no debe ser conseguir más recursos propios para cubrir cualquier nivel de riesgos sino controlar éstos para rehuir el consumo de capital. Para ello, los bancos deberán contar con un proceso para evaluar la suficiencia de capital en función de su perfil de riesgo y con una estrategia de mantenimiento de sus niveles de capital”.

El principio dos impacta en la actuación y actividad de los supervisores. “Concretamente especifica que los supervisores deberán examinar las estrategias y evaluaciones internas de la suficiencia de capital de los bancos, así como la capacidad de estos para vigilar y garantizar el cumplimiento de los coeficientes de capital regulatorio. Los supervisores deberán intervenir cuando no queden satisfechos con el resultado de este proceso”, expuso Serrano.

El principio tres, conocido como capital por encima del mínimo regulatorio, implica que “los supervisores deberán esperar que los bancos operen por encima de los coeficientes mínimos de capital regulatorio y deberán tener la capacidad de exigirles que mantengan capital por encima del mínimo” y en cuanto al cuarto, que trata la intervención del supervisor, señala que los supervisores deberán tratar de intervenir con prontitud a fin de que el capital no descienda por debajo de los niveles mínimos requeridos para cubrir las características de riesgo de un banco particular. Asimismo, deberán exigir la inmediata adopción de medidas correctoras si el capital no se mantiene en el nivel requerido o no se restaura a ese nivel”.

La última parte se centró en ver cómo va a afectar el nuevo acuerdo a los clientes de las entidades financieras. “Es difícil saberlo pero, en cualquier caso, la única aproximación posible es fijarse en cómo varían en términos de capital las reglas de los distintos colectivos de clientes. Sobre todo afectará al precio de las operaciones pues una de las cosas en las que insiste el nuevo acuerdo es que los sistemas de rating estén integrados en la gestión de los riesgos. Pero aunque no lo dijese, si una entidad establece un rating para cada acreditado y este rating está ligado a su probabilidad de impago, la entidad conoce la prima de riesgo del mismo y le será difícil al gestor justificar precios que no la cubran. Además afectará a la concesión de las operaciones porque si la entidad establece un sistema de rating y la actualiza periódicamente conocerá en todo momento la estructura de calidad de su cartera y deberá obrar en consecuencia”.

El ponente finalizó su intervención indicando que, en definitiva, las empresas se enfrentan a un nuevo entorno de concesión de los créditos por lo que deberán esmerarse en demostrar a las entidades financieras que su calidad crediticia es elevada.