Número 113 - 1ª Quincena Febrero 1997.

Entrevista a Jóse Ortega. Decano del COEV

José Ortega pertenece a la segunda promoción de la Facultad de Económicas que comenzó en el año 1967 en el Convento y que, a partir de ahí, completó un periplo por diversas dependencias hasta acabar en el campus de Blasco Ibáñez. A pesar de estar matriculados 200 alumnos por aula, "la escasa asistencia, que no alcanzaba el 20%, provocaba que sobrara hasta sitio". Aquellos años se vieron muy condicionados por la intensa actividad política que se vivió en la Universidad, "la Facultad de Económicas fue una de las que más se significó por la lucha política hacia la democracia. Fue una gran experiencia porque no sólo estudiábamos -menos de lo que debíamos posiblemente- sino que también hubo una extraordinaria relación entre los compañeros, fomentada por la unidad contra la represión".

El decano del COEV confiesa que el casarse muy joven le forzó a empezar a trabajar antes de acabar la carrera "primero lo hice de visitador médico para luego entrar en Promobanc donde estuve tres años de auxiliar administrativo hasta que me nombraron jefe del servicio central de operaciones con la gran suerte de que se trataba de un banco a nivel nacional pero con sede en Valencia y, por tanto, todas las operaciones pasaban por mi departamento, además de contar con un grupo de empresas participadas que me permitió adquirir mucha experiencia. Llegaron a encargarme la creación del servicio de estudios pero la entidad tuvo problemas y fue intervenida por el Banco de España y el proyecto no se llegó a concluir". Fue entonces cuando José Ortega, junto con otros profesionales de la Economía, el Urbanismo y el Derecho, se decidió a crear una empresa de asesoramiento, fundamentalmente fiscal y financiero, que luego se transformó también al urbanístico que es finalmente la faceta por la que se ha decantado aunque con sus vertientes fiscales y financieras.

Desde 1986 al 1990, asumió la dirección financiera de Avidesa y posteriormente del grupo Suñer, "convirtiéndose en una experiencia muy importante al conocer a esa familia tan distinguida y acceder a tener esa responsabilidad máxime en unos años difíciles, de transición generacional dentro de la empresa, acompañada de acontecimientos como la riada o el secuestro".

Su deseo de volver a Valencia le llevó en 1990 a dejar Avidesa incorporándose como director general a JtresV, sociedad especializada en servicios de asesoramiento y gestión en materia financiera y urbanística.

La vinculación de Ortega al COEV se remonta a su colegiación en 1976. En 1994 entró a formar parte de la Junta de Gobierno como vicedecano, cargo que ocupó hasta el pasado mes de diciembre al ser elegido decano. Es miembro del Pleno del Consejo General de Colegios de Economistas de España y desde 1995, secretario del por aquella época recién creado Consejo General de Colegios de Economistas de la Comunidad Valenciana.

ECONOMISTES. Usted lleva 20 años colegiado. ¿Cómo ha sido su relación con el Colegio en este tiempo?.

JOSE ORTEGA. Durante muchos años, mi presencia en el Colegio fue muy puntual aunque siempre he mantenido una profunda vinculación al saber que era parte de un colectivo constituido por personas con las que compartía una misma formación, problemas profesionales y un interés común por los mismos temas. Además de ese contacto con los compañeros, mi vinculación al COEV se incrementó a través de la participación en los cursos de puesta al día en materias como la fiscal y la contable, acceso al REA, etcétera.

Por otra parte, aunque la atención a los colegiados siempre ha sido buena, se ha logrado que cuando uno llega al Colegio se sienta como en su casa, pasando de tener un Colegio donde hace ya muchos años era necesario darse de alta para ejercer por libre, a una situación como la actual con servicios tan importantes como la formación, el empleo o la información.

EC. ¿Por qué se presentó a las elecciones del Colegio?.

J.O. Durante toda mi etapa profesional y, en especial, durante los dos años que estuve como vicedecano, pude vivir de cerca los problemas más importantes que creo afectan a la profesión. Algunos compañeros, y yo mismo, consideramos conveniente formar una candidatura cuyos objetivos estuvieran en consonancia con esos problemas.

EC. Con cuatro años de mandato por delante, ¿cuáles son sus objetivos prioritarios al frente del Colegio?.

J.O. En principio, es fundamental mantener y ampliar los servicios que presta el Colegio. Yo estoy muy contento de la actual estructura, tanto de personal como de funciones, habiéndose creado una empresa eficaz. Todo esto ha sido posible gracias al cumplimiento del plan estratégico y al trabajo de las anteriores Juntas de Gobierno, y de todas las personas que trabajan en el Colegio. A partir de esa situación, me gustaría llegar a un colectivo importante de colegiados que, por suerte, no han necesitado algunos de nuestros servicios al tener un trabajo estable desde hace años. Tenemos que estudiar cómo orientar estos servicios para que ese colegiado fiel desde hace tantos años, vea compensados parte de los esfuerzos realizados por haberse mantenido ahí.

En segundo lugar, es importante hablar de corporativismo. Somos la única profesión de esta categoría que no tiene reserva de actividad. Desde siempre hemos mantenido una postura liberal pero resulta que el resto de los colegios son corporativistas y tienen reserva de actividad e incluso hay economistas que tienen problemas con otros colegios por ejercer una actividad totalmente relacionada con la suya. Por todo ello, entiendo que hay que ir a un corporativismo no ofensivo ni agresivo pero sí constructivo que estabilice y dignifique la profesión para que el economista se sienta más respaldado a la hora de ejercer su actividad, y para que el Colegio cobre un nuevo contenido en ese aspecto porque sólo una institución como un colegio puede desarrollar esta labor, no la puede hacer nadie más.

Un tercer aspecto es buscar una mayor participación en la sociedad. En la Comunidad, constantemente se están planteando proyectos nuevos que tienen contenido económico como el Plan Estratégico de Valencia, la Ciudad de las Artes y las Ciencias o cualquier nuevo PGOU o proyecto relacionado con infraestructuras. El Colegio podría ser una de las instituciones que podría participara en esos proyectos, colaborando en dar ese contenido.

EC. ¿Cómo entiende el término corporativismo?.

J.O. No me da ningún miedo hablar de corporativismo bien entendido. Una profesión tiene que tener corporativismo porque si no lo tiene, sus elementos esenciales, es decir, sus profesionales, quedan como desgajados, separados unos de otros. A mi juicio, la profesión de economista se va definiendo día a día. Se han ido concretando especialidades importantes como la del asesor fiscal o el auditor, y en una próxima fase se irán perfilando la del enseñante u otras normalmente desarrolladas por licenciados en económicas, como por ejemplo los directores financieros, de administración, de marketing, etcétera. Es vital seguir por el camino de la especialización. Pero, además, pienso que debería existir reserva de actividad y de hecho creo que, poco a poco, puede conseguirse en algunas actividades profesionales, no sólo como garantía para el profesional sino para la propia sociedad, para que la persona que vaya a ejercer esa actividad tenga una formación adecuada y permanentemente actualizada y exista un cierto control a través del Colegio sobre la calidad de los servicios prestados.

EC. ¿Cree que se hace una utilización indebida del término economista?.

J.O. Existe una mala interpretación. A todo el mundo le gusta llamarse economista cuando a veces sólo es licenciado, pero hay que recordar que el que tiene derecho a utilizar ese nombre es el que está colegiado. Me encantaría que todos los licenciados se llamaran economistas de derecho y no sólo de hecho. Es un tema a largo plazo, pero me gustaría que los compañeros asumieran el interés de la colegiación, no sólo por la denominación, sino porque tuvieran interés en los servicios que se les ofrecen desde el COEV y, especialmente, porque con su contribución hacen la profesión más fuerte y colaboran en un futuro más prometedor para conseguir la solución de los temas pendientes.

EC. ¿Qué mensaje pretende lanzar a los actuales estudiantes y, por tanto, futuros colegiados en potencia?.

J.O. No quisiera caer en frases tópicas, excesivamente utilizadas y que han perdido parte de su contenido. Yo me pongo en el lugar de los estudiantes que después del importante esfuerzo desarrollado durante muchos años, no tienen claro si encontrarán trabajo. Tienen que saber que, aunque de otra manera, esta circunstancia también se daba cuando nosotros estudiábamos. Teníamos una inquietud tremenda por encontrar un trabajo más o menos estable y relacionado con la profesión, cosa que no era fácil, en absoluto. Ahora es más difícil, pero el problema siempre ha existido y existirá. Por todo ello, no hay que desesperarse ya que las cosas llegan buscándolas adecuadamente, aunque siempre será necesario contar con una formación suficiente, cultura de trabajo, y la paciencia necesaria para ir introduciéndose, poco a poco, en el mercado. En ese marco, quiero resaltar que el Colegio dispone de una bolsa de trabajo que está colocando, todos los años, alrededor de un centenar de economistas. Muchas empresas nos buscan al valorar la profesionalidad de nuestro servicio que además es gratuito puesto que el único beneficio que se persigue es lograr el mayor número de empleos para los colegiados, tanto para los que están en búsqueda de su primer empleo como para los que carecen de él o para los que desean mejorar el que ya poseen.

En otro orden de cosas, también queremos ver la forma de incrementar las relaciones con la Universidad para ser cada vez más útiles, sobre todo a los estudiantes de los últimos cursos.

EC. ¿Con qué filosofía afronta el nuevo decano la relación con el Consejo General de Colegios de Economistas de la Comunidad Valenciana?.

J.O. El Consejo Valenciano de Economistas es muy reciente, se creó en el año 1995 y prácticamente no ha hecho más que presentarse en sociedad. La suma de colegiados de los tres colegios que lo conforman se acerca al que tiene el Colegio de Cataluña. Así, pues, el Consejo de la Comunidad Valenciana puede llegar a tener una importante fuerza representativa que le sirva para hablar con la Administración autonómica, plantear objetivos que sobrepasen el ámbito provincial y conseguir las metas que se le vayan fijando. En ese sentido, me parece que sí va a ser una institución válida aunque hay que tener paciencia ya que es un órgano que acaba de nacer y, por tanto, hay que dejarlo crecer y que se desarrolle.

EC. ¿Y con respecto al Consejo General?.

J.O. Entiendo que el Consejo General debería haber desarrollado una labor más importante, sobre todo en lo relativo a la defensa de la profesión que, desgraciadamente, no ha ocurrido. No obstante, creo que no es tarde, estamos en un momento donde se están debatiendo temas muy importantes con respecto a los auditores y asesores fiscales. De hecho, los auditores están con grandes dudas sobre si es conveniente crear una institución única con censores jurados y los titulares mercantiles y eso supondría, posiblemente, crear un colegio al margen de la estructura actual. Yo estoy totalmente en contra de la creación de una nueva institución porque perderíamos fuerza y daríamos un paso atrás. Creo que el camino a seguir está precisamente en mantener y potenciar ese tipo de organizaciones dentro del Consejo General y de los colegios, pero no permitir que abandonen la actual estructura.

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