Número 128 -1ª Quincena Noviembre 1997.  
El Euro: impacto en el negocio de las empresas



(*) Eugenio Urios

Desde la suscripción del Tratado de Maastricht por parte de España que ratificaba nuestra vocación europea, estamos inmersos en el proyecto común europeo de integración en el ámbito económico y monetario que presenta un final seguro con múltiples interrogantes. Los dos hechos más significativos del proceso de integración serán la delegación de los países miembros de la autonomía nacional en materia de política monetaria en el Banco Central Europeo, y la existencia de una moneda única a partir del 1 de enero de 1999, el Euro.

Nuestra preparación de la nueva etapa requerirá la convergencia en tasas de inflación, intereses y nivel de deuda similares a niveles europeos, así como la progresiva liberalización de los factores productivos, bienes y servicios en busca de mejoras de la competitividad de las empresas en un mercado global.

Retos del proceso.

Con independencia de estas implicaciones del proceso de integración al Euro que afectan a las variables macroeconómicas, que entre otras consecuencias ha provocado un abaratamiento del coste del dinero, en el ámbito microeconómico podemos afirmar que “la mayoría de las empresas españolas creen que España formará parte de la UEM, si bien no tienen establecido un plan concreto para afrontar el proceso de transición al Euro”. Nuestra primera recomendación sería la necesidad de anticipar los cambios que se van a producir en los próximos meses en el ámbito interno y en el entorno directo de las empresas. La percepción general es que este proceso producirá cambios en los sistemas de información y tecnología, marketing, personal y aspectos legales y, por lo tanto, producirá altos costes, pero pocas empresas han dedicado hasta la fecha recursos a anticipar dichos cambios y establecer un plan de actuación interno que minimice el coste del proceso.

La diferencia que marcará a las empresas líderes, será que éstas son capaces de convertir los retos del proceso de integración en ventajas competitivas frente a las empresas competidoras, dedicando los recursos necesarios que permitan interiorizar adecuadamente el proceso de cambio. Las oportunidades percibidas por las empresas se relacionan con la reducción de los riesgos de cambio y de los costes de transacción en divisas a la vez que se producirá un incremento de la competitividad y los intercambios internacionales.

La competitividad de las empresas va a depender de los costes reales de las empresas, de su capacidad de desarrollar nuevos mercados por su control de la distribución y de la calidad de los productos, y no del tipo de cambio relativo de las monedas. Estas son las nuevas reglas competitivas que tendrán que afrontar las empresas españolas.

Además de una nueva moneda más fuerte y estable, que constituirá una alternativa equivalente de valor y de cambio frente al dólar y al yen, el proceso de integración hacia el Euro conllevará mayor transparencia en la política de precios en un nuevo mercado más amplio, mayor estabilidad en las variables macroeconómicas, y mayor movilidad geográfica de los factores productivos, especializándose la ubicación de las empresas en los países competidores en función de la existencia o no de cluster sectoriales que garanticen ventajas permanentes de las empresas por su localización en un entorno geográfico concreto, y no por razón del tipo de moneda del mercado al que van dirigidos los productos o de remuneración de los factores productivos.

Impacto en el Plan de Sistemas y en las Areas de Negocio.

El impacto del Euro en las áreas de negocio de los diferentes sectores son importantes y va a suponer en muchos casos una transformación, en mayor o menor medida, de las actividades y procesos que realizan las empresas. El Euro no nos puede sorprender sin prepararnos. En algunos casos porque el cambio aunque mínimo afectará indirectamente a los sistemas de información que soportan las actividades básicas, y en otros casos, porque directamente la estrategia del negocio se verá modificada sustancialmente por la entrada del Euro. El impacto en la organización vendrá determinado por la voluntad de adaptar la estrategia de negocio, por la capacidad de los sistemas actuales de adaptarse a los cambios, y por el tiempo disponible para realizar los cambios.

Cualquier decisión que afecte al enfoque de negocio de una compañía tendrá su reflejo en el Plan de Sistemas, donde se regula y dirige la función de sistemas en un horizonte temporal de corto y medio plazo. Este hecho es muy significativo máxime cuando concurren tres circunstancias:

- El proceso de cambio tecnológico derivado del Euro durará varios años: el proceso conlleva la existencia de un calendario exógeno de carácter vinculante para la empresa, que deberá cumplir frente a terceros.

- El proceso de adaptación al Euro coincide en el tiempo con la adaptación de los sistemas al años 2000: parece razonable hacer coincidir ambos procesos de cambio buscando la coordinación y ahorro de esfuerzos.

- Influencia de las decisiones estratégicas: la existencia de un mercado global con reglas de juego más transparente, va a requerir la adopción de nuevos enfoques de negocio. Nuevos productos, nuevos canales de distribución, nuevos desarrollos informáticos, nuevas redes europeas, ..., deberán encontrar una adecuada solución informática.

Entre los principales impactos tecnológicos derivados del Euro cabe destacar entre otros: la utilización de importes numéricos con decimales con los consiguientes problemas de redondeo, operatoria de terminales punto de venta con dos divisas, sistemas de etiquetado, cajeros automáticos, etcétera, todos estos temas requieren soluciones cuya integración plena con el resto de sistemas y áreas de información de la empresa esté garantizada.

Entre los principales impactos en el negocio destacan: la necesidad de introducir nuevos productos, la necesidad de desarrollar nuevos mercados y redes de distribución como estrategia defensiva ante los nuevos competidores, la adaptación de las políticas tarifarias a los países europeos sin la existencia de múltiples monedas, la adopción de nuevas estructuras organizativas o alianzas estratégicas que garanticen la mejora de competitividad de la empresa, la necesaria comunicación a los empleados y agentes económicos con los que se opera de los cambios organizativos a implantar, la reingeniería de los procesos que conllevará la adaptación organizativa al nuevo entorno, etcétera.

Concienciar al empresario de la importancia de abordar estos procesos de cambio con las mejores garantías de éxito es una labor que los economistas debemos afrontar, en primer lugar, por ser posiblemente el colectivo profesional con mayores potencialidades de actuación en estos procesos, tanto desde el interior de las empresas como desde el exterior como consultores, y en segundo lugar, porque el futuro de nuestras empresas pasará posiblemente por encontrar la nueva posición competitiva en el nuevo marco europeo.

(*) Miembro del COEV
 

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