Número 139 - 2ª Quincena Abril 1998.  
UN GRAN PASO ADELANTE
 
 

José Ortega
Decano del Colegio de Economistas
de Valencia



El decano del COEV analiza en este artículo la transcendencia que va a suponer la aprobación  y difusión de  los Principios Deontológicos de los economistas valencianos      

El pasado día 31 de marzo, la Junta General del Colegio de Economistas de Valencia aprobó, por unanimidad, los Principios Deontológicos de nuestra profesión, en definitiva, nuestro código ético profesional.

Por unanimidad, los economistas valencianos decidieron comprometerse colectivamente a actualizar permanentemente su formación académica, a guiarse por la honradez en sus asuntos profesionales, a defender su independencia, a observar el secreto profesional, a ser diligentes en su trabajo, a ser leales con sus compañeros y a ser justos en sus minutas.

¿Quiere decir esto que antes no lo fuesen o no lo hiciesen?. De ningún modo. Por supuesto que los economistas no necesitábamos reflejar por escrito y aprobar unos Principios Deontológicos para haberlos estado cumpliendo desde que iniciamos nuestra andadura profesional. La gran diferencia, el paso cualitativo adelante es, sin duda, que ahora, y públicamente, hemos dejado constancia de nuestra voluntad de acatar esos Principios Deontológicos, de elevarlos a la categoría de norma de conducta permanente y le hemos pedido a nuestro Colegio Profesional, con su Junta de Gobierno a la cabeza, que vele por su cumplimiento.

Con orgullo podemos ahora proclamar, a  los  usuarios de nuestros servicios y a la Sociedad entera, que los economistas valencianos, a partir de este momento seremos, si cabe, más cuidadosos con nuestra preparación profesional, con la calidad de nuestros servicios, con la información que recibamos y en la relación con nuestros compañeros de profesión. Y también que, en el caso de que alguien así no lo perciba, que tiene todo el derecho para dirigirse a nuestro Colegio Profesional y pedir las reparaciones que considere justas. En ese supuesto, la Junta de Gobierno mediará o dictaminará si hubiera existido una transgresión. Pero a su vez, ésta se compromete, por razón del Derecho de Tutela Colegial, y a requerimiento de sus colegiados, a la defensa de todos aquellos que por el cumplimiento de estos Principios pudieran sentirse perjudicados.

Con la aprobación de los Principios Deontológicos, su publicación y difusión, podemos conseguir varias cosas:

En primer lugar, un reconocimiento social al esfuerzo que supone para los economistas este compromiso ético público.

En segundo lugar, elevar la calidad y seguridad de nuestra actuación profesional, creando un nuevo elemento diferenciador respecto a aquellos que, sin ser economistas, por preparación académica o desarraigo, invaden sin escrúpulos actividades que nos son propias.
 
 
 

En tercer lugar, revalorizar el papel de vinculación que debe cumplir nuestra Casa Común, que es el Colegio de Economistas de Valencia, sintiéndonos un poco más colegas, partícipes, con orgullo, de una gran profesión llamada a cumplir un papel social cada vez más importante.

Quiero dejar constancia de que no es una casualidad que se produzca, precisamente en estos momentos, la aprobación de nuestros Principios Deontológicos. Nuestro Colegio puede presumir ahora, gracias al trabajo de Juntas de Gobierno anteriores y de los profesionales que día a día le sirven, de tener una gama de servicios para sus colegiados, de una gran calidad, susceptibles de ser comparados ventajosamente con cualquier otro Colegio de España. La actual Junta de Gobierno ha podido, en consecuencia, reflexionar sobre nuevas necesidades de los economistas, y se ha planteado llevar adelante un nuevo Plan Estratégico cuyos objetivos fundamentales beben, todos ellos, de una misma fuente: la vinculación. Los medios puestos en marcha, y los que se van a poner, tienen como objetivo darle al colegiado suficiente valor añadido para que la pertenencia a nuestro Colegio sea motivo de seguridad, mejora de su competitividad y, por qué no decirlo, de orgullo.

Sin embargo, no hemos de caer en el triunfalismo. No me cabe duda que la aprobación y aplicación de los Principios Deontológicos no va a dar resultados notables de manera inmediata. Tendrá que pasar un tiempo para que sus efectos beneficiosos se noten, para que de hecho se conviertan en un elemento diferenciador y en un instrumento de competitividad, de seguridad y de calidad para el economista. Pero estoy seguro de que va a existir una total colaboración por parte de los colegiados para convertirlos en una realidad diaria, ya que sus positivos efectos van a compensar los esfuerzos necesarios para hacerlos valer.

Por último, quiero agradecer su colaboración a todos los compañeros que han participado de manera desinteresada en su elaboración y que con su esfuerzo nos han ayudado a dar este paso adelante, haciendo que cada vez nos sintamos más orgullosos de ser economistas.
 
 

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