Número 163 - 1ª Quincena Junio 1999.

EURO Y COMPETITIVIDAD
 
EURO Y COMPETITIVIDAD

Implicaciones de la moneda única y de la Unión Económica en el sector exterior.

La Unión Monetaria y Económica influirá de forma decisiva en la política comercial en nuestro sector exterior: 

-Tipo de cambio. Este instrumento dejó de existir el 1 de enero del presente año, dejando de ser discrecional para el gobierno español. Pero se puede ver compensada esta desventaja por el descenso de los tipos de interés con el consiguiente descenso en los costes financieros de las empresas. 

-Política macroeconómica. El control del déficit público debido al “Pacto de Estabilidad y Crecimiento” entorno al 3% del PIB en un principio, tendrá efectos positivos en la contención del nivel de precios o inflación. Si esta contención no se produce en la misma medida que Italia, Alemania y Francia (nuestros principales competidores) supondrá una pérdida de competitividad - precio en los mercados europeos.

-La mayor integración comercial y financiera con los demás países de Eurolandia o eurozona acrecentará el nivel de competencia entre las empresas de esos países será beneficioso para los consumidores domésticos y facilitará el acceso a los productos de otros países. 

La UME se desarrolla en paralelo con la liberalización e integración de los mercados mundiales suponiendo una mayor competencia con países no-euro de la OCDE. En los próximos años nos vamos a enfrentar con el comercio de los países desarrollados con productos de gama baja y bajo precio. Surge la necesidad de innovar en aquellas industrias sometidas a la competencia de los países en vías de desarrollo compitiendo con bajos salarios. Si no se corrigen las debilidades del sector exterior la moneda única agravará la competencia con los países en vías de desarrollo. 

Competitividad precio. 

Se puede definir la competitividad precio como la capacidad de la empresa de ganar cuota de mercado mundial debido a precios unitarios más bajos que los de sus competidores internacionales. 

La empresa está perdiendo competitividad cuando sus costes y precios suben más que los de sus competidores. 

Es frecuente utilizar la variación de los costes laborales -componente importante en la formación del precio- como aproximación a la evolución de la competitividad, bajo el supuesto de que la estructura del mercado obliga a trasladar las variaciones de los costes y precios. 

Factores que afectan a los precios de las empresas en los mercados internacionales.

EXTERNALIDADES: Transportes. Comunicaciones. Otras infraestructuras. Servicios a las empresas. 

ECONOMÍAS DINÁMICAS: De experiencia. De aprendizaje.

ECONOMÍAS DE ESCALA: Internas a las empresas. 

Aprovechando las economías de escala, en aquellos sectores que tengan rendimientos crecientes, las empresas consiguen abaratar sus costes unitarios. 

El tamaño de la empresa influye en ello, medido por el tamaño de la plantilla. 

Las empresas exportadoras españolas tienen un tamaño promedio de 192 empleados con unas exportaciones de 2.478 millones. El tamaño medio de la empresa española, sobre todo si es de capital exclusivamente español, no propicia ventajas de costes frente a nuestros competidores. El euro, al facilitar la competencia empresarial, puede incrementar nuestra desventaja comercial.

OTROS FACTORES DEL PRECIO: Costes laborales. Costes de inputs intermedios. Costes financieros. Tipo de cambio de la moneda.

A partir de ahora la empresa española ha perdido el instrumento del tipo de cambio pero va a ganar en estabilidad en sus importaciones en euros. 

Los costes laborales vinculados con los índices de competitividad precio, contribuyen de forma negativa al comercio exterior. Aunque el coste laboral por hora trabajada en España representa el 77% del promedio de la UE, siendo favorable a nuestro país, aunque en el futuro esta brecha se irá estrechando teniendo que plantear la competencia en la tecnología y en el marketing y no solamente en ventajas salariales. 

Competitividad estructural. 

Se define la competitividad estructural como la capacidad de una empresa para ganar cuotas del mercado mundial, valiéndose de instrumentos distintos del precio, siendo la ganancia de cuota de mercado un indicador de la competitividad empresarial. 

La competitividad estructural es una variable instrumental clave para la diferenciación del producto y la elasticidad-renta (cociente entre la variación porcentual en la cantidad consumida de un bien y la variación porcentual de la renta) como variable de predicción de la variación de los ingresos. 

La competitividad estructural en España, permite un camino posible para compatibilizar crecimiento y equilibrio exterior. Consiste en que las empresas se esfuercen en elevar la elasticidad-renta de sus exportaciones mediante prácticas mercantiles haciendo más atractivos sus productos a los clientes extranjeros; o también a los nacionales, desplazando importaciones sustitutivas, aumentando su cuota global de mercado y contribuyendo a reducir por esta vía el déficit comercial. 

Modalidades de diferenciación de los productos: 

a) Diferenciación vertical o en la producción. 

La UME, implicará que los consumidores europeos con una renta media superior a la española, mejor dispuestos a pagar un precio elevado por obtener productos diferenciados o singulares que satisfagan sus necesidades y exigencias. 

Para ver las posibilidades que tiene España de utilizar la diferenciación vertical como instrumento competitivo, pueden utilizarse los conceptos de comercio intraindustrial. El 50% del comercio total en España está compuesto por intercambio de bienes pertenecientes a las mismas industrias, y el 48.5% del comercio con los países de la Unión Europea es de naturaleza intraindustrial. 

Para estudiar las posibilidades de España en la competencia de bienes diferenciados verticalmente hay que distinguir entre el comercio intraindustrial horizontal, es decir, aquel comercio intraindustrial en que se intercambian productos similares, cuyos precios unitarios difieren al menos del 15%; y el vertical, es decir, aquel comercio intraindustrial en el que se intercambian bienes similares, cuyos precios unitarios difieren más del 15%. En España, el 60,9% del comercio intraindustrial total y el 57.4% del comercio intraindustrial con la UE-15 es de naturaleza vertical, siendo la diferenciación productiva y el precio un complemento. 

A su vez, el comercio intraindustrial vertical se suele segmentar, en vertical de gama alta cuando el producto español de exportación tiene un precio unitario más del 15% superior al del producto importado equivalente o sustitutivo; y vertical de gama baja, cuando el precio unitario del producto exportado español es más de un 15% inferior al del bien similar importado. Cuanto más parecidos sean los países que comercian en nivel de desarrollo, menor será la fracción de comercio vertical en el comercio intraindustrial y mayor la de naturaleza horizontal. Es decir, en España el comercio es vertical de gama baja teniendo un menor nivel de desarrollo productivo que la media de Eurolandia. 

-Las empresas que declaran diferenciar sus productos para la exportación ascienden al 23%: por diseño (10%), por calidad (7%) y por funciones (6%). 

-La gran mayoría de las empresas exportadoras (66%) modifica el producto doméstico cuando lo exporta, para responder a las exigencias y adaptarse a las necesidades de la demanda externa, y un 20% lo hace como respuesta a la competencia exterior. 

-Dos terceras partes de las empresas emplean tecnología total o mayoritariamente española, y el tercio restante, total o mayoritariamente extranjera. El 55% de los directivos piensa que su tecnología es superior o muy superior a la competencia. 

-Los gastos en I+D de las empresas exportadoras ascienden en promedio al 5% de las ventas, cifra elevada en términos comparativos para un país que en su conjunto sólo dedica el 0,79% de su PIB, del que únicamente el 0,37% corresponde a empresas, el resto corresponde a Administraciones Públicas y Universidades. Mientras que nuestros competidores como Italia destinan el 1,04%, Alemania, el 2,28%; Francia, el 2,31%*. 

-Los gastos en I+D de las empresas exportadoras se desglosan en un 66% al desarrollo de nuevos productos y un 11% en desarrollar o adaptar equipos. Un 26% de empresas practica la producción personalizada; un 56% utiliza tecnologías flexibles (robótica, CAD-CAM, equipos de control numérico), esto es, están en disposición de diferenciar sus productos sin incurrir en la elevación de costes derivada del acortamiento de las series provocado por la diversificación. 

b) Diferenciación horizontal o en el mercado. 

La empresa puede diferenciar su producto, dotándole de ciertas características singulares en la percepción del cliente, durante la fase de comercialización, en sentido amplio, suponiendo que se emplea igual cantidad de factores productivos que los competidores, pero combinados de manera diferente. 

Utilizándose instrumentos de marketing se consigue fijar la atención en la mente del cliente. Los instrumentos tradicionales son la imagen y marca, la publicidad y promoción, la distribución comercial y el servicio postventa o al cliente. 

Dentro del comercio internacional, este tipo de intercambios se asemeja al comercio intraindustrial de tipo horizontal. En España el 38,9% de los intercambios intraindustriales totales son horizontales y el 42,3% es realizado por la Unión Europea. Cuanto más semejantes sean los países que comercian, mayor será la fracción del comercio intraindustrial de carácter horizontal. El hecho de que el comercio intraindustrial de España sea menor el horizontal que el vertical se debe al menor grado de desarrollo relativo de nuestro país respecto a la medio de los países de Eurolandia (más desarrollados). 

La moneda única favorecerá el comercio intraindustrial horizontal; siendo una oportunidad para España al ser infraexplotado. 

Uno de los instrumentos para fortalecer la diferenciación horizontal o en el mercado es la imagen de marca comercial y la imagen de la empresa o del producto*. 

La empresa española exporta con su propia marca en 75% y un 11% bajo marca ajena. 

La imagen genérica de España dificulta, más que favorece, las operaciones comerciales de los sectores químicos, automóvil, ingeniería mecánica, etc., según manifiestan los grandes sectores mencionados 

Para aumentar nuestra parte de mercado es fundamental el uso de la promoción y la publicidad, actividades que se centran en marketing internacional, en la fijación de marcas, el estudio de los gustos y preferencias o necesidades de los consumidores o el establecimiento de estándares de calidad. 

La empresa española utiliza como fuerza de ventas, redes comerciales propias (68%) asumiendo con ello mayor presencia y compromiso con el mercado y mayor riesgo a cambio de incrementar el control de las operaciones comerciales. Si bien en la mayoría de los casos se reduce a un agente de ventas a sueldo o comisión. Las redes ajenas que suponen menor control y riesgo financiero suponen un 46% de las empresas exportadoras, destacando el importador distribuidor. Y en 8% de las empresas recurre a medios compartidos, del tipo del joint venture comercial. 

La integración económica con Europa ha potenciado el desarrollo de las formas asociativas del tipo Consorcio de Exportación, y los acuerdos interempresariales (como respuesta a la mundialización de los mercados). En España tan sólo un 30% de las empresas han suscrito alguna modalidad de acuerdo, destacando el 83% de tipo comercial. 

Estas fórmulas asociativas deben ser utilizadas por las Pymes para competir tanto en la Unión Monetaria como con la globalización de la economía internacional 

Efectos del euro en el comercio español. 

La UME implicará algo más que efectos monetarios, como la renuncia al tipo de cambio y la política monetaria única del BCE y SEBC. 

Desde el punto de vista de la competencia empresarial, será un paso hacia las condiciones de integración y homogeneización de la oferta y la demanda 

Respecto a la demanda, el cliente medio será cada vez más el cliente de la UE, con gustos variados, homogéneos, y con un poder adquisitivo superior al cliente español. Respecto a la oferta, los competidores de las empresas españolas serán cada vez más las empresas de la UE, empresas superiores a las españolas, pretenderán satisfacer la demanda de superior calidad del cliente de la UE. 

La empresa española irá abandonando industrias tradicionales, con productos poco diferenciados, compitiendo con países terceros de bajos salarios. Lo que tenemos que hacer es revitalizar y diferenciar los productos de las industrias tradicionales, renunciando al precio como elemento de competencia y utilizando la diferenciación. 

La UEM contribuirá a ahondar en nuestras debilidades como son la escasez de imagen, debilidad de las marcas a nivel internacional, cortos medios exteriores de promoción y publicidad, exigua fuerza de ventas y de distribución. 

 

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