EURO Y COMPETITIVIDAD
Implicaciones de la moneda
única y de la Unión Económica en el sector exterior.
La Unión Monetaria
y Económica influirá de forma decisiva en la política
comercial en nuestro sector exterior:
-Tipo de cambio. Este instrumento
dejó de existir el 1 de enero del presente año, dejando de
ser discrecional para el gobierno español. Pero se puede ver compensada
esta desventaja por el descenso de los tipos de interés con el consiguiente
descenso en los costes financieros de las empresas.
-Política macroeconómica.
El control del déficit público debido al “Pacto de Estabilidad
y Crecimiento” entorno al 3% del PIB en un principio, tendrá efectos
positivos en la contención del nivel de precios o inflación.
Si esta contención no se produce en la misma medida que Italia,
Alemania y Francia (nuestros principales competidores) supondrá
una pérdida de competitividad - precio en los mercados europeos.
-La mayor integración
comercial y financiera con los demás países de Eurolandia
o eurozona acrecentará el nivel de competencia entre las empresas
de esos países será beneficioso para los consumidores domésticos
y facilitará el acceso a los productos de otros países.
La UME se desarrolla en paralelo
con la liberalización e integración de los mercados mundiales
suponiendo una mayor competencia con países no-euro de la OCDE.
En los próximos años nos vamos a enfrentar con el comercio
de los países desarrollados con productos de gama baja y bajo precio.
Surge la necesidad de innovar en aquellas industrias sometidas a la competencia
de los países en vías de desarrollo compitiendo con bajos
salarios. Si no se corrigen las debilidades del sector exterior la moneda
única agravará la competencia con los países en vías
de desarrollo.
Competitividad precio.
Se puede definir la competitividad
precio como la capacidad de la empresa de ganar cuota de mercado mundial
debido a precios unitarios más bajos que los de sus competidores
internacionales.
La empresa está perdiendo
competitividad cuando sus costes y precios suben más que los de
sus competidores.
Es frecuente utilizar la
variación de los costes laborales -componente importante en la formación
del precio- como aproximación a la evolución de la competitividad,
bajo el supuesto de que la estructura del mercado obliga a trasladar las
variaciones de los costes y precios.
Factores que afectan a los
precios de las empresas en los mercados internacionales.
EXTERNALIDADES: Transportes.
Comunicaciones. Otras infraestructuras. Servicios a las empresas.
ECONOMÍAS DINÁMICAS:
De experiencia. De aprendizaje.
ECONOMÍAS DE ESCALA:
Internas a las empresas.
Aprovechando las economías
de escala, en aquellos sectores que tengan rendimientos crecientes, las
empresas consiguen abaratar sus costes unitarios.
El tamaño de la empresa
influye en ello, medido por el tamaño de la plantilla.
Las empresas exportadoras
españolas tienen un tamaño promedio de 192 empleados con
unas exportaciones de 2.478 millones. El tamaño medio de la empresa
española, sobre todo si es de capital exclusivamente español,
no propicia ventajas de costes frente a nuestros competidores. El euro,
al facilitar la competencia empresarial, puede incrementar nuestra desventaja
comercial.
OTROS FACTORES DEL PRECIO:
Costes laborales. Costes de inputs intermedios. Costes financieros. Tipo
de cambio de la moneda.
A partir de ahora la empresa
española ha perdido el instrumento del tipo de cambio pero va a
ganar en estabilidad en sus importaciones en euros.
Los costes laborales vinculados
con los índices de competitividad precio, contribuyen de forma negativa
al comercio exterior. Aunque el coste laboral por hora trabajada en España
representa el 77% del promedio de la UE, siendo favorable a nuestro país,
aunque en el futuro esta brecha se irá estrechando teniendo que
plantear la competencia en la tecnología y en el marketing y no
solamente en ventajas salariales.
Competitividad estructural.
Se define la competitividad
estructural como la capacidad de una empresa para ganar cuotas del mercado
mundial, valiéndose de instrumentos distintos del precio, siendo
la ganancia de cuota de mercado un indicador de la competitividad empresarial.
La competitividad estructural
es una variable instrumental clave para la diferenciación del producto
y la elasticidad-renta (cociente entre la variación porcentual en
la cantidad consumida de un bien y la variación porcentual de la
renta) como variable de predicción de la variación de los
ingresos.
La competitividad estructural
en España, permite un camino posible para compatibilizar crecimiento
y equilibrio exterior. Consiste en que las empresas se esfuercen en elevar
la elasticidad-renta de sus exportaciones mediante prácticas mercantiles
haciendo más atractivos sus productos a los clientes extranjeros;
o también a los nacionales, desplazando importaciones sustitutivas,
aumentando su cuota global de mercado y contribuyendo a reducir por esta
vía el déficit comercial.
Modalidades de diferenciación
de los productos:
a) Diferenciación
vertical o en la producción.
La UME, implicará
que los consumidores europeos con una renta media superior a la española,
mejor dispuestos a pagar un precio elevado por obtener productos diferenciados
o singulares que satisfagan sus necesidades y exigencias.
Para ver las posibilidades
que tiene España de utilizar la diferenciación vertical como
instrumento competitivo, pueden utilizarse los conceptos de comercio intraindustrial.
El 50% del comercio total en España está compuesto por intercambio
de bienes pertenecientes a las mismas industrias, y el 48.5% del comercio
con los países de la Unión Europea es de naturaleza intraindustrial.
Para estudiar las posibilidades
de España en la competencia de bienes diferenciados verticalmente
hay que distinguir entre el comercio intraindustrial horizontal, es decir,
aquel comercio intraindustrial en que se intercambian productos similares,
cuyos precios unitarios difieren al menos del 15%; y el vertical, es decir,
aquel comercio intraindustrial en el que se intercambian bienes similares,
cuyos precios unitarios difieren más del 15%. En España,
el 60,9% del comercio intraindustrial total y el 57.4% del comercio intraindustrial
con la UE-15 es de naturaleza vertical, siendo la diferenciación
productiva y el precio un complemento.
A su vez, el comercio intraindustrial
vertical se suele segmentar, en vertical de gama alta cuando el producto
español de exportación tiene un precio unitario más
del 15% superior al del producto importado equivalente o sustitutivo; y
vertical de gama baja, cuando el precio unitario del producto exportado
español es más de un 15% inferior al del bien similar importado.
Cuanto más parecidos sean los países que comercian en nivel
de desarrollo, menor será la fracción de comercio vertical
en el comercio intraindustrial y mayor la de naturaleza horizontal. Es
decir, en España el comercio es vertical de gama baja teniendo un
menor nivel de desarrollo productivo que la media de Eurolandia.
-Las empresas que declaran
diferenciar sus productos para la exportación ascienden al 23%:
por diseño (10%), por calidad (7%) y por funciones (6%).
-La gran mayoría de
las empresas exportadoras (66%) modifica el producto doméstico cuando
lo exporta, para responder a las exigencias y adaptarse a las necesidades
de la demanda externa, y un 20% lo hace como respuesta a la competencia
exterior.
-Dos terceras partes de las
empresas emplean tecnología total o mayoritariamente española,
y el tercio restante, total o mayoritariamente extranjera. El 55% de los
directivos piensa que su tecnología es superior o muy superior a
la competencia.
-Los gastos en I+D de las
empresas exportadoras ascienden en promedio al 5% de las ventas, cifra
elevada en términos comparativos para un país que en su conjunto
sólo dedica el 0,79% de su PIB, del que únicamente el 0,37%
corresponde a empresas, el resto corresponde a Administraciones Públicas
y Universidades. Mientras que nuestros competidores como Italia destinan
el 1,04%, Alemania, el 2,28%; Francia, el 2,31%*.
-Los gastos en I+D de las
empresas exportadoras se desglosan en un 66% al desarrollo de nuevos productos
y un 11% en desarrollar o adaptar equipos. Un 26% de empresas practica
la producción personalizada; un 56% utiliza tecnologías flexibles
(robótica, CAD-CAM, equipos de control numérico), esto es,
están en disposición de diferenciar sus productos sin incurrir
en la elevación de costes derivada del acortamiento de las series
provocado por la diversificación.
b) Diferenciación
horizontal o en el mercado.
La empresa puede diferenciar
su producto, dotándole de ciertas características singulares
en la percepción del cliente, durante la fase de comercialización,
en sentido amplio, suponiendo que se emplea igual cantidad de factores
productivos que los competidores, pero combinados de manera diferente.
Utilizándose instrumentos
de marketing se consigue fijar la atención en la mente del cliente.
Los instrumentos tradicionales son la imagen y marca, la publicidad y promoción,
la distribución comercial y el servicio postventa o al cliente.
Dentro del comercio internacional,
este tipo de intercambios se asemeja al comercio intraindustrial de tipo
horizontal. En España el 38,9% de los intercambios intraindustriales
totales son horizontales y el 42,3% es realizado por la Unión Europea.
Cuanto más semejantes sean los países que comercian, mayor
será la fracción del comercio intraindustrial de carácter
horizontal. El hecho de que el comercio intraindustrial de España
sea menor el horizontal que el vertical se debe al menor grado de desarrollo
relativo de nuestro país respecto a la medio de los países
de Eurolandia (más desarrollados).
La moneda única favorecerá
el comercio intraindustrial horizontal; siendo una oportunidad para España
al ser infraexplotado.
Uno de los instrumentos para
fortalecer la diferenciación horizontal o en el mercado es la imagen
de marca comercial y la imagen de la empresa o del producto*.
La empresa española
exporta con su propia marca en 75% y un 11% bajo marca ajena.
La imagen genérica
de España dificulta, más que favorece, las operaciones comerciales
de los sectores químicos, automóvil, ingeniería mecánica,
etc., según manifiestan los grandes sectores mencionados
Para aumentar nuestra parte
de mercado es fundamental el uso de la promoción y la publicidad,
actividades que se centran en marketing internacional, en la fijación
de marcas, el estudio de los gustos y preferencias o necesidades de los
consumidores o el establecimiento de estándares de calidad.
La empresa española
utiliza como fuerza de ventas, redes comerciales propias (68%) asumiendo
con ello mayor presencia y compromiso con el mercado y mayor riesgo a cambio
de incrementar el control de las operaciones comerciales. Si bien en la
mayoría de los casos se reduce a un agente de ventas a sueldo o
comisión. Las redes ajenas que suponen menor control y riesgo financiero
suponen un 46% de las empresas exportadoras, destacando el importador distribuidor.
Y en 8% de las empresas recurre a medios compartidos, del tipo del joint
venture comercial.
La integración económica
con Europa ha potenciado el desarrollo de las formas asociativas del tipo
Consorcio de Exportación, y los acuerdos interempresariales (como
respuesta a la mundialización de los mercados). En España
tan sólo un 30% de las empresas han suscrito alguna modalidad de
acuerdo, destacando el 83% de tipo comercial.
Estas fórmulas asociativas
deben ser utilizadas por las Pymes para competir tanto en la Unión
Monetaria como con la globalización de la economía internacional
Efectos del euro en el
comercio español.
La UME implicará algo
más que efectos monetarios, como la renuncia al tipo de cambio y
la política monetaria única del BCE y SEBC.
Desde el punto de vista de
la competencia empresarial, será un paso hacia las condiciones de
integración y homogeneización de la oferta y la demanda
Respecto a la demanda, el
cliente medio será cada vez más el cliente de la UE, con
gustos variados, homogéneos, y con un poder adquisitivo superior
al cliente español. Respecto a la oferta, los competidores de las
empresas españolas serán cada vez más las empresas
de la UE, empresas superiores a las españolas, pretenderán
satisfacer la demanda de superior calidad del cliente de la UE.
La empresa española
irá abandonando industrias tradicionales, con productos poco diferenciados,
compitiendo con países terceros de bajos salarios. Lo que tenemos
que hacer es revitalizar y diferenciar los productos de las industrias
tradicionales, renunciando al precio como elemento de competencia y utilizando
la diferenciación.
La UEM contribuirá
a ahondar en nuestras debilidades como son la escasez de imagen, debilidad
de las marcas a nivel internacional, cortos medios exteriores de promoción
y publicidad, exigua fuerza de ventas y de distribución.
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