Si en algo existe
unanimidad entre los colegiados, la Junta de Gobierno, los empleados y
todos los que visitan las actuales instalaciones del Colegio de Economistas
de Valencia es su precariedad de espacio. En poco más de trescientos
metros cuadrados doce personas trabajan diariamente en el Colegio, aproximadamente
un centenar de personas transitan por él, se celebran reuniones
de comisiones de trabajo, de la propia Junta y de economistas que consultan
datos o participan en proyectos colegiales... Evidentemente los servicios
que en la actualidad ofrece el Colegio no se dan en las mejores condiciones,
al menos de comodidad, ni para los usuarios, ni para sus prestatarios que
suplen con abnegación y paciencia las carencias citadas. El otro
aspecto en el que se resiente la organización es en su imagen; así,
resulta natural a los ojos de cualquier visitante el observar la celebración
de entrevistas en lugares inadecuados como la hemeroteca, un pasillo o
el vestíbulo, sin contar con las dificultades para encajar citas
o convocatorias, en muchos casos obligadas a aplazarse por la falta de
espacio.
Esta necesidad, detectada
desde principios de los noventa, que se ha venido agudizando por el crecimiento
tanto de colegiados como en el número de los servicios en los últimos
años, se ha topado siempre con el mismo problema: el económico,
además, por supuesto, el de la ubicación y las características
que debiera poseer el inmueble, lo que ha impedido, hasta ahora, abordar
con garantías tal inversión. Hoy, en cambio, la Junta de
Gobierno del Colegio está en condiciones de afrontar la adquisición
de una nueva sede sin que el colegiado tenga que satisfacer ninguna cuota
especial ni derrama adicional, conforme al plan de financiación
que presentará en la Junta general extraordinaria que para tal fin
ha convocado el próximo doce de marzo. |