La
globalización e integración económica que supone el
euro, es una oportunidad para los europeos de independizarse de la economía
americana y hacer frente a Japón, aunque no nos tenemos que olvidar
de los shocks asimétricos a que se tendrá que enfrentar la
Eurozona sin los instrumentos de política económica
del tipo de cambio y de los déficit públicos.
El
euro desde 1999 ha producido unos efectos positivos en la Eurozona, produciendo
un aumento del PIB de la UEM-11 y a su vez el de la UE-15 en
su conjunto, estimulando el aprovechamiento de los recursos productivos,
es decir, aumentando la eficiencia de las economías europeas.
Con
el euro desaparecen barreras comerciales y se facilita
la inversión directa extranjera en la Eurozona.
EFECTOS
DE LA LIBRE CIRCULACIÓN DE FACTORES ECONÓMICOS:
Los
costes de transacción suponen una barrera comercial valorada en
un 0.5% del PIB UE-15.
Se
está produciendo desde 1999 un aumento de fusiones y adquisiciones
o absorciones que pretenden incrementar rápidamente la dimensión
de las empresas europeas, su grado de internacionalización,
las líneas de producto, la comercialización y la investigación
de las empresas, suponiendo la inversión en I+D una mejor asignación
de los recursos o factores económicos. Como en todo proceso de apertura
al exterior, aumentará la especialización de las economías
europeas, no sólo las de carácter interindustrial, como consecuencia
del mayor aprovechamiento de ventajas comparativas, sino las de carácter
intraindustrial, por un mayor aprovechamiento de las ventajas competitivas
de escala y de diferenciación de producto.
Antes
de seguir, tenemos que considerar los siguientes aspectos:
-
La remuneración
de los factores productivos, es muy diferente entre los países
comunitarios, sobre todo si nos fijamos por ejemplo en el capital humano.
-
El comercio
intraindustrial es muy reducido en las economías periféricas
todavía.
-
La sobrevaloración
del impacto del Mercado Unico, pudiendo la moneda única ayudar a
que los efectos previstos del Acta Única se cumplan.
-
La circulación
efectiva del euro como moneda, incrementará la eficiencia
estática de las economías de la Eurozona superior al del
Mercado Unico, traduciéndose en un incremento global del PIB UE-15
de al menos de un 2% en un escenario conservador.
Los
países periféricos tienen mayores oportunidades de especialización
debido a sus menores costes laborales, por lo que las ganancias de
eficiencia tendrían que ser mayores, y como consecuencia, también
el aumento de su PIB.
Según
la Comisión Europea, los países periféricos han aumentado
su especialización intraindustrial, sobretodo en los productos de
diferentes calidades y precios. Las economías periféricas
excepto Grecia han aumentado su PIB más rápidamente, y se
han igualado a la media en sus estructuras productivas, disminuyendo su
especialización en industrias tradicionales, en contra de lo esperado
dada su ventaja en costes laborales. Además, han aumentado su especialización
intraindustrial, aparentemente en productos de similares precios y características,
y no en productos diferenciados como las restantes, al menos según
lo ocurrido en España. Los empresarios han evitado la especialización
en productos de calidad inferior, prefiriendo producir
artículos de mayor calidad y/o mayor valor añadido.
EFECTOS
DE LA ESTABILIDAD DE PRECIOS Y DISMINUCIÓN DE LOS TIPOS DE INTERÉS
REALES.
Las
economías de la Eurozona han realizado durante los últimos
años un ajuste considerable para disminuir sus tasas de inflación
y sus otras macromagnitudes para superar el examen de Maastrich. Nos hemos
adentrado en un ciclo virtual de crecimiento duradero con muy baja inflación,
constituyendo el objetivo explícito del Banco Central Europeo (BCE).
La
disminución de la inflación ha tenido unos efectos positivos
en términos de crecimiento económico. Pero el aumento ha
sido mayor para los países periféricos excepto Grecia. Algunos
países como España están experimentando ya un elevado
ritmo de crecimiento que encuentra una de sus causas en la estabilidad
de precios conseguida hasta el ejercicio 1998, empeorando su tasa de inflación
en 1999 como todos sabemos hasta un 2,9%.
La
disminución en las expectativas de inflación hasta el primer
semestre de 1999, posibilitó el descenso de los tipos de interés
a largo plazo, acercándolos a los de corto plazo. Por otra parte,
la disminución en el riesgo de cambio, así como la reducción
sustancial de los déficit públicos como consecuencia
de las restricciones impuestas por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento,
han permitido sustanciales recortes de los tipos de interés nominales
a corto y a largo plazo, y también disminuciones en los tipos de
interés reales, produciendo la disminución en el coste del
uso del capital y favorecer la inversión en proyectos que ofrecen
una menor rentabilidad.
Para
el conjunto de los países de la UE-15, la disminución de
los tipos reales a largo plazo hubiera supuesto un “bonus o
surplus” adicional de crecimiento apreciable, siempre que los tipos de
interés se hubieran mantenido.
El
BCE el pasado día 8 de abril de 1999 redujo el tipo
de interés en medio punto del 3% al 2.5% en los países de
la Eurozona, los tipos más bajos en la historia de España..
El presidente de BCE, Wim Duisenberg, recortó el precio del dinero
en la Eurozona debido a que su economía se enfriaba (sobretodo en
Francia, Italia y Alemania) y que era preciso tomar esta medida para
reactivar la economía de la Eurozona. Duisenberg consideraba que
él ya había puesto su parte a la reactivación económica
e instó a los gobiernos a disminuir los desequilibrios fiscales
y flexibilizar los mercados.
El
4 de noviembre del pasado año el Banco Central Europeo aumentó
su tipo de interés de referencia en medio punto, hasta el 3%, rompiéndose
así la tendencia a la baja del precio oficial del dinero que hemos
estado viviendo de forma ininterrumpida desde enero de 1995.
La
preocupación ha pasado de un peligro deflacionista, hacia la posibilidad
de repuntes inflacionistas significativos atribuibles a la evolución
del precio del barril de petróleo. La cotización del barril
de crudo se ha disparado a lo largo de 1999, pasando de los 10 dólares
a casi 30 dólares actualmente. La subida está teniendo efectos
en los primeros meses de 2000 en las tasas de incremento de los índices
de precios de consumo (IPC) cercanos al 2% en la zona euro (0,8%
en enero de 1999), con el consiguiente endurecimiento de la política
monetaria el 3 de febrero, subiendo el tipo de interés un 0,25%
hasta el 3,25%. El BCE, la autoridad monetaria europea reconoce que los
precios y los costes en la Eurozona están creciendo más
de lo previsto, habiendo jugado un papel importante en esta decisión,
la debilidad del euro frente al dólar. Lo cuál puede ser
beneficioso para nuestras exportaciones dada nuestra falta de competitividad,
pero tener unos efectos inflacionistas indeseados o secundarios a
través de nuestras importaciones, afectando nuevamente a nuestra
capacidad competitiva.
A continuación
podemos ver los tipos reales en España y el resto de países
de la Eurozona:
Nominal
IPC - Armonizado Tipo Real
ESPAÑA
3.25 2.8 0.45
Alemania
3.25 1.4 1.85
Francia
3.25 1.4 1.85
Italia
3.25 2.1 1.15
Austria
3.25 1.7 1.55
Holanda
3.25 1.9 1.35
Bélgica
3.25 2.1 1.5
Luxemburgo
3.25 2.3 0.95
Portugal
3.25 1.7 1.55
Finlandia
3.25 2.2 1.05
Irlanda
3.25 3.9 -0.65
EUROZONA
3.25 1.7 1.55
Fuente
Eurostat.
Los
tipos reales (descontada la inflación) son muy cortos, incluso negativos
en algunos países como, por ejemplo, Irlanda.
Considerando
que el efecto de las reducciones de los tipos de interés reales
a largo plazo sobre el PIB, es sensiblemente mayor que el derivado de las
ganancias de eficiencia estática o que el de la disminución
de la inflación.
Este
bonus de crecimiento será sustancialmente mayor en las economías
periféricas, en las que las reducciones en los tipos de interés
han sido de una gran magnitud Así, en España, los tipos de
interés reales a largo plazo han pasado del 6.5% en 1992, al 4.5%
en 1997 y en diciembre de 1999 un 0.1%, lo que supone un cambio en
las condiciones de financiación en los proyectos de inversión,
estimulando un crecimiento económico a un ritmo superior.
Parte de la expansión económica que registra España
viene explicada por tal disminución de los tipos reales. Aunque
la creciente preocupación por un rebrote inflacionista limitó
la adaptación a la baja de los tipos largos, que orientaron al alza
en la segunda mitad del año. El tipo de la deuda a diez años,
que había acabado 1998 al 4,3%, finalizó 1999 al 5,4%
Estos
efectos dinámicos que se derivan del euro no son los únicos.
Debido a la apertura exterior y la integración de los mercados,
la moneda única estimula la competencia, y también estimulará
la investigación y el desarrollo tecnológico siendo necesario
para un mayor crecimiento económico sostenido y duradero sin tensiones
inflacionistas (es decir un ciclo virtuoso).
En
cuanto al déficit de las Administraciones Públicas, el buen
comportamiento de los ingresos estatales permitió en 1999 bajar
desde el 1,7% del PIB que se registró en 1998 a aproximadamente
el 1,2%, porcentaje que las previsiones sitúan para este año
al 0,8%.
El
mayor peligro del repunte de la inflación es a través de
los incrementos introducidos en los salarios, los cuales alimentarán
futuros incrementos de precios que nos alejen aún más de
la Eurozona, dañando a su vez con ello nuestra posición competitiva.
SHOCKS
ASIMÉTRICOS.
Debido
a los estímulos a corto y largo plazo del efecto euro, se prevé
en la Eurozona un aumento del PIB en los cuatro o cinco años
siguientes a la circulación de la moneda única en al menos
un 2% más que sin UEM.
Se
estima que la convergencia en renta per capita de los países
periféricos aumente respecto del resto, dado que los países
periféricos de la Eurozona serán los más beneficiados
por la moneda única, hasta el punto que podrían ver incrementado
su crecimiento anual en casi un 1%, como consecuencia de ella.
Si
estas previsiones se cumplen, la Unión Europea acortará su
distancia en renta per capita con los Estados Unidos a un ritmo más
rápido de lo que ha hecho en el pasado. En los noventa, el mayor
aumento de la renta per capita en Europa se ha debido exclusivamente a
un menor crecimiento de la población.
Sin
embargo, este mayor crecimiento sostenido y esta mayor competitividad internacional,
podrían verse ensombrecidas por shocks de carácter asimétrico,
que afectasen sobretodo a las economías periféricas,
menos diversificadas. Un shock puede tener efectos sobre la oferta
o la demanda, afectando a los niveles de producción y de empleo,
de manera general, o concentrada en una región o sector productivo,
durante tres o cuatro años, y afectar al crecimiento de la Eurozona.
Si
dicha asimetría tiene un carácter transitorio o coyuntural,
los estabilizadores fiscales, automáticos o discrecionales, pueden
resolver el problema: menor presión fiscal en la región o
sector afectado y mayores transferencias, permitirán facilitar
la recuperación económica.
Desde
1999, la UEM hace imposible utilizar el tipo de cambio como instrumento
de ajuste para solucionar asimetrías de carácter permanente,
dónde la alteración del cambio euro/dólar, o euro/otras
monedas, escapa a la competencia del Gobierno español
Existen
algunas razones para pensar que disminuirá la probabilidad
de ocurrencia de un shock asimétrico ya que:
-
Las estructuras productivas de los países integrantes de la Unión
Europea son bastante similares y son muy diversificadas. Ello limita la
posibilidad de que los shocks sectoriales tengan un gran impacto
sobre las economías.
-
La rápida integración comercial de los países periféricos
con los restantes, sobre todo de España y Portugal, de más
reciente incorporación al proyecto europeo, ha tendido a hacer interdependientes
sus economías, más semejantes sus shocks y por consiguiente
su ciclo económico, reduciendo así la probabilidad de asimetrías
en el crecimiento.
-
Los límites a los déficit públicos establecidos en
el Pacto de Estabilidad y Crecimiento tenderán a limitar los
shocks asimétricos, sobretodo si vienen acompañados de una
política presupuestaria coordinada que corrija sus efectos.
-
Además, en caso de dificultades en un Estado miembro, ocasionadas
por acontecimientos excepcionales que dicho Estado no pueda controlar,
el Consejo, por unanimidad y a propuesta de la Comisión, podrá
decidir la concesión, en determinadas condiciones, de una ayuda
financiera comunitaria al Estado en cuestión, siendo informado el
Parlamento Europeo por el presidente del Consejo acerca de la decisión
tomada.
En
estos momentos en un entorno de aumento sustancial del precio del petróleo,
de producirse un nuevo shock energético (de oferta) como en los
años setenta, la economía española soportaría
una asimetría generalizada, ya que sus costes energéticos
aumentarían más que el resto de los países de la Eurozona,
con lo que muchos de sus sectores productivos verían mermada su
capacidad competitiva.
Otro
shock asimétrico que podría producirse en España (por
el lado de la demanda), por ejemplo, es la caída de la demanda turística
bien por disminución de la renta en los países de origen
(aunque poco probable en un contexto de debilidad del euro) o bien por
precios menores para condiciones similares de países competidores
(norte de Africa, Turquía y Antigua Yugoslavia), repercutiendo en
diversas regiones españolas, pero muy especialmente en la zona mediterránea
dónde se concentra la capacidad hotelera.
Por
lo tanto la economía española deberá hacer frente
en el futuro a este tipo de asimetrías, sin poderlas solucionar
con la política del tipo de cambio. |