Número 178 - 1ª Quincena Marzo 2000.

EL EURO Y LOS FACTORES ECONÓMICOS
La globalización e integración económica que supone el euro, es una oportunidad para los europeos de independizarse de la economía americana y hacer frente a Japón, aunque no nos tenemos que olvidar de los shocks asimétricos a que se tendrá que enfrentar la Eurozona  sin los instrumentos de política económica del tipo de cambio y de los déficit públicos. 

El euro desde 1999 ha producido unos efectos positivos en la Eurozona, produciendo un aumento del PIB de la UEM-11   y a su vez el de la UE-15 en su conjunto, estimulando el aprovechamiento de los recursos productivos, es decir, aumentando la eficiencia de las economías europeas.

Con el euro  desaparecen  barreras comerciales y  se facilita la inversión  directa extranjera en la Eurozona.

EFECTOS DE LA LIBRE CIRCULACIÓN DE FACTORES ECONÓMICOS:

Los costes de transacción suponen una barrera comercial valorada en un 0.5% del PIB UE-15.
Se está produciendo desde 1999 un aumento de fusiones y adquisiciones o absorciones que  pretenden incrementar rápidamente la dimensión de las empresas europeas,  su grado de internacionalización, las líneas de producto, la comercialización y  la investigación de las empresas, suponiendo la inversión en I+D una mejor asignación de los recursos o factores económicos. Como en todo proceso de apertura al exterior, aumentará la especialización de las economías europeas, no sólo las de carácter interindustrial, como consecuencia del mayor aprovechamiento de ventajas comparativas, sino las de carácter intraindustrial, por un mayor aprovechamiento de las ventajas competitivas de escala y de diferenciación de producto.

Antes de seguir, tenemos que considerar los siguientes aspectos:

  • La remuneración de los factores productivos,  es muy diferente entre los países comunitarios, sobre todo si nos fijamos por ejemplo en el capital humano.
  • El comercio intraindustrial es  muy reducido en las economías periféricas todavía.
  • La sobrevaloración del impacto del Mercado Unico, pudiendo la moneda única ayudar a que los efectos previstos del Acta Única se cumplan.
  • La circulación efectiva del euro como moneda,  incrementará  la eficiencia estática de las economías de la Eurozona superior al del Mercado Unico, traduciéndose en un incremento global del PIB UE-15 de al menos de un 2% en un escenario conservador.


Los países periféricos tienen mayores oportunidades de especialización debido a sus menores costes laborales, por lo que  las ganancias de eficiencia tendrían que ser mayores, y como consecuencia, también el aumento de su PIB.

Según la Comisión Europea, los países periféricos han aumentado su especialización intraindustrial, sobretodo en los productos de diferentes calidades y precios. Las economías periféricas excepto Grecia han aumentado su PIB más rápidamente, y se han igualado a la media en sus estructuras productivas, disminuyendo su especialización en industrias tradicionales, en contra de lo esperado dada su ventaja en costes laborales. Además, han aumentado su especialización intraindustrial, aparentemente en productos de similares precios y características, y no en productos diferenciados como las restantes, al menos según lo ocurrido en España. Los empresarios han evitado la especialización en productos de  calidad inferior,   prefiriendo producir artículos  de mayor calidad y/o mayor valor añadido. 
 

EFECTOS  DE LA ESTABILIDAD DE PRECIOS Y DISMINUCIÓN DE LOS TIPOS DE INTERÉS REALES.

Las economías de la Eurozona han realizado durante los últimos años un ajuste considerable para disminuir sus tasas de inflación y sus otras macromagnitudes para superar el examen de Maastrich. Nos hemos adentrado en un ciclo virtual de crecimiento duradero con muy baja inflación, constituyendo el objetivo explícito del Banco Central Europeo (BCE). 

La disminución de la inflación ha tenido unos efectos positivos en términos de crecimiento económico. Pero el aumento ha sido mayor para los países periféricos excepto Grecia. Algunos países como España están experimentando ya un elevado ritmo de crecimiento que encuentra una de sus causas en la estabilidad de precios conseguida hasta el ejercicio 1998, empeorando su tasa de inflación en 1999 como todos sabemos hasta un 2,9%.

La disminución en las expectativas de inflación hasta el primer semestre de 1999, posibilitó el descenso de los tipos de interés a largo plazo, acercándolos a los de corto plazo. Por otra parte, la disminución en el riesgo de cambio, así como la reducción sustancial de  los déficit públicos como consecuencia de las restricciones impuestas por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, han permitido sustanciales recortes de los tipos de interés nominales a corto y a largo plazo, y también disminuciones en los tipos de interés reales, produciendo la disminución en el coste del uso del capital y favorecer la inversión en proyectos que ofrecen una menor rentabilidad. 

Para el conjunto de los países de la UE-15, la disminución de los tipos reales a largo plazo  hubiera  supuesto un “bonus o surplus” adicional de crecimiento apreciable, siempre que los tipos de interés se hubieran mantenido. 

El BCE el pasado día 8 de abril de 1999   redujo el tipo de interés en medio punto del 3% al 2.5% en los países de la Eurozona, los tipos más bajos en la historia de España.. El presidente de BCE, Wim Duisenberg, recortó el precio del dinero en la Eurozona debido a que su economía se enfriaba (sobretodo en Francia,  Italia y Alemania) y que era preciso tomar esta medida para reactivar la economía de la Eurozona. Duisenberg consideraba que él ya había puesto su parte a la reactivación económica e instó a los gobiernos a disminuir los desequilibrios fiscales y flexibilizar los mercados. 

El 4 de noviembre del pasado año el Banco Central Europeo aumentó su tipo de interés de referencia en medio punto, hasta el 3%, rompiéndose así la tendencia a la baja del precio oficial del dinero que hemos estado viviendo de forma ininterrumpida desde enero de 1995.

La preocupación ha pasado de un peligro deflacionista, hacia la posibilidad de repuntes inflacionistas significativos atribuibles a la evolución del precio del barril de petróleo. La cotización del barril de crudo se ha disparado a lo largo de 1999, pasando de los 10 dólares a casi 30 dólares actualmente. La subida está teniendo efectos en los primeros meses de 2000 en las tasas de incremento de  los índices de precios  de consumo (IPC) cercanos al 2% en la zona euro (0,8% en enero de 1999), con el consiguiente endurecimiento de la política monetaria el 3 de febrero, subiendo el tipo de interés un 0,25% hasta el 3,25%. El BCE, la autoridad monetaria europea reconoce que los precios y los costes en la Eurozona están  creciendo más de lo previsto, habiendo jugado un papel importante en esta decisión, la debilidad del euro frente al dólar. Lo cuál puede ser beneficioso para nuestras  exportaciones dada nuestra falta de competitividad, pero tener unos efectos inflacionistas indeseados o secundarios  a través de nuestras importaciones, afectando nuevamente a nuestra capacidad competitiva.

A continuación podemos ver los tipos reales en España y el resto de países de la Eurozona:

 Nominal IPC - Armonizado Tipo Real
ESPAÑA 3.25 2.8 0.45
Alemania 3.25 1.4 1.85
Francia 3.25 1.4 1.85
Italia 3.25 2.1 1.15
Austria 3.25 1.7 1.55
Holanda 3.25 1.9 1.35
Bélgica 3.25 2.1 1.5
Luxemburgo 3.25 2.3 0.95
Portugal 3.25 1.7 1.55
Finlandia 3.25 2.2 1.05
Irlanda 3.25 3.9 -0.65
EUROZONA 3.25 1.7 1.55
Fuente Eurostat.

Los tipos reales (descontada la inflación) son muy cortos, incluso negativos en algunos países como, por ejemplo, Irlanda.

Considerando que el efecto de las reducciones de los tipos de interés reales a largo plazo sobre el PIB, es sensiblemente mayor que el derivado de las ganancias de eficiencia estática o que el de la disminución de la inflación.
Este bonus de crecimiento será  sustancialmente mayor en las economías periféricas, en las que las reducciones en los tipos de interés han sido de una gran magnitud Así, en España, los tipos de interés reales a largo plazo han pasado del 6.5% en 1992, al 4.5% en 1997 y en diciembre de 1999 un  0.1%, lo que supone un cambio en las condiciones de financiación en los proyectos de inversión, estimulando un  crecimiento económico a un ritmo superior. Parte de la expansión económica que registra España viene explicada por tal disminución de los tipos reales. Aunque la creciente preocupación por un rebrote inflacionista limitó la adaptación a la baja de los tipos largos, que orientaron al alza en la segunda mitad del año. El tipo de la deuda a diez años, que había acabado 1998 al 4,3%, finalizó 1999 al 5,4%
Estos efectos dinámicos que se derivan del euro no son los únicos. Debido a la apertura exterior y la integración de los mercados, la moneda única estimula la competencia, y también estimulará la investigación y el desarrollo tecnológico siendo necesario para un mayor crecimiento económico sostenido y duradero sin tensiones inflacionistas (es decir un ciclo virtuoso).

En cuanto al déficit de las Administraciones Públicas, el buen comportamiento de los ingresos estatales permitió en 1999 bajar desde el 1,7% del PIB que se registró en 1998 a aproximadamente el 1,2%, porcentaje que las previsiones sitúan para este año al 0,8%.

El mayor peligro del repunte de la inflación es a través de los incrementos introducidos en los salarios, los cuales alimentarán futuros incrementos de precios que nos alejen aún más de la Eurozona, dañando a su vez con ello nuestra posición competitiva.

SHOCKS ASIMÉTRICOS.

Debido a los estímulos a corto y largo plazo del efecto euro, se prevé en la  Eurozona un aumento del PIB en los cuatro o cinco años siguientes a la circulación de la moneda única en al menos un 2% más que sin UEM. 
Se estima que  la convergencia en renta per capita de los países periféricos aumente respecto del resto, dado que los países periféricos de la Eurozona serán los más beneficiados por la moneda única, hasta el punto que podrían ver incrementado su crecimiento anual en casi un 1%,  como consecuencia de ella.
Si estas previsiones se cumplen, la Unión Europea acortará su distancia en renta per capita con los Estados Unidos a un ritmo más rápido de lo que ha hecho en el pasado. En los noventa, el mayor aumento de la renta per capita en Europa se ha debido exclusivamente a un menor crecimiento de la población. 

Sin embargo, este mayor crecimiento sostenido y esta mayor competitividad internacional, podrían verse ensombrecidas por shocks de carácter asimétrico, que afectasen sobretodo a las economías periféricas,  menos  diversificadas. Un shock puede tener efectos sobre la oferta o la demanda, afectando a los niveles de producción y de empleo, de manera general, o concentrada en una región o sector productivo, durante tres o cuatro años, y afectar al crecimiento de la Eurozona. 

Si dicha asimetría tiene un carácter transitorio o coyuntural, los estabilizadores fiscales, automáticos o discrecionales, pueden resolver el problema: menor presión fiscal en la región o sector afectado y mayores transferencias, permitirán  facilitar la recuperación económica.

Desde 1999, la UEM hace imposible utilizar el tipo de cambio como instrumento de ajuste para solucionar asimetrías de carácter permanente, dónde la alteración del cambio euro/dólar, o euro/otras monedas, escapa a la competencia del Gobierno español

Existen algunas  razones para pensar que disminuirá la  probabilidad de ocurrencia de un shock asimétrico ya que:
- Las estructuras productivas de los países integrantes de la Unión Europea son bastante similares y son muy diversificadas. Ello limita la posibilidad de que los shocks sectoriales tengan  un gran impacto sobre las economías.
-  La rápida integración comercial de los países periféricos con los restantes, sobre todo de España y Portugal, de más reciente incorporación al proyecto europeo, ha tendido a hacer interdependientes sus economías, más semejantes sus shocks y por consiguiente su ciclo económico, reduciendo así la probabilidad de asimetrías en el crecimiento. 
-  Los límites a los déficit públicos establecidos en el Pacto de Estabilidad  y Crecimiento tenderán a limitar los shocks asimétricos, sobretodo si vienen acompañados de una política presupuestaria coordinada que corrija sus efectos.
- Además, en caso de dificultades en un Estado miembro, ocasionadas por acontecimientos excepcionales que dicho Estado no pueda controlar, el Consejo, por unanimidad y a propuesta de la Comisión, podrá decidir la concesión, en determinadas condiciones, de una ayuda financiera comunitaria al Estado en cuestión, siendo informado el Parlamento Europeo por el presidente del Consejo acerca de la decisión tomada. 

En estos momentos en un entorno de aumento sustancial del precio del petróleo, de producirse un nuevo shock energético (de oferta) como en los años setenta, la economía española soportaría una asimetría generalizada, ya que sus costes energéticos aumentarían más que el resto de los países de la Eurozona, con lo que muchos de sus sectores productivos verían mermada su capacidad competitiva.

Otro shock asimétrico que podría producirse en España (por el lado de la demanda), por ejemplo, es la caída de la demanda turística  bien por disminución de la renta en los países de origen (aunque poco probable en un contexto de debilidad del euro) o bien por  precios menores para condiciones similares de países competidores  (norte de Africa, Turquía y Antigua Yugoslavia), repercutiendo en diversas regiones españolas, pero muy especialmente en la zona mediterránea dónde se concentra la capacidad hotelera.

Por lo tanto la economía española deberá hacer frente en el futuro a este tipo de asimetrías, sin poderlas solucionar con la política del tipo de cambio.

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